En Ambrosetti los Ramos nunca fueron generales. Pascual Ramos solo llegó a ser Sumariante o algo así pero después quedó como milico raso porque la sequía se llevó hasta los rangos. Hijo natural de doña Teolinda y de un judío de Moisés Ville. Teolinda Ramos, muy hermosa, hija de Don Gervasio, tropero famoso si los hay. Fue invitada por su prima, que vivía en el barrio la Salamanca de Moisés Ville, a pasar unos días de vacaciones. Este pueblo tenía una característica particular, estaba compuesto por judíos y criollos. Cuentan los que escucharon contar la historia de los propios actores que hace muchos años un grupo de judíos rusos llegó al país e hicieron trato con la viuda de Don Guillermo, la cuestión es que las tierras adquiridas al momento de tomarlas en posesión estaban ocupadas. Mientras se resolvía el conflicto les prestaron vagones que utilizaron como circunstanciales viviendas. Fue un invierno tan frío que el contingente ruso de nacionalidad (de aquí que en esta zona a cada judío que camina le dicen ruso) pero judío de religión perdió muchos de sus más pequeños integrantes. Estas personas, como ocurría en muchas partes del mundo, eran rechazadas por el inmigrante gringo que arrastraba consigo toda una cultura. Entonces dejaron este lugar y fundaron la colonia. Los criollos tampoco eran aceptados porque se los consideraba vagos. La necesidad los unió. La simbiosis se estableció con notables referencias ya que era muy poco el dinero que recibían, tanto es así que se decía que los criollos salían a corren la liebre para poder comer. Trascendió de generación en generación el dicho popular que decía más rápida que liebre de Moisés Ville. Debieron por selección natural generar mayor velocidad que sus pares de otras latitudes. Mientras Teolinda estaba en el pueblo, se preparaba el debut sexual del hijo mayor de una de las familias importantes, los Stegman. El joven Samuel se acercaba a la edad y su abuelo Aarón, con unos pesos convenció al tío Tránsito que la prestara. Ocurrió lo previsto con una gran repercusión pero no quedo allí. Samuel se enloqueció de amor e intentó transformarla en su novia y ante la negativa lógica y prevista se escaparon del pueblo y fueron a vivir a la casa de Don Gervasio. No pasaron ni dos días que una comitiva de más de veinte personas llegó a Ambrosetti a buscarlo. Lo cargaron y lo mandaron derecho a Israel sin pasar siquiera por Moise. El viejo Aarón les tiró unos billetes, para que mantuvieran el silencio. El Pato deslizó una referencia que lo inmortalizaría: del departamento no sale.
De esta historia de amor, locura y paliza nació Pascual, que tenía como sobrenombre "el Ruso". Mote que detestaba atacando con ferocidad cuando alguien por inocencia o picardía lo mencionaba. Desde su cargo policial tenía que controlar los partidos de fútbol y era famoso porque se paraba frente al árbitro, que por aquellas épocas si no ganaba el local cobraba seguro, y les gritaba retrodescan, retrodescan carajo que soy la autoridá y todos retrocedían muertos de risa. Una tarde llegó al pueblo un empleado provincial que le preguntó un montón de cosas y al final le dijo firme al dorso, por supuesto que Pascual no tenía idea y preguntó dónde tenía que firmar, y el empleado le dijo atrás. Era la oportunidad de dejar de hacer el ridículo y el domingo después que Sol de Mayo perdiera tres a cero con Independiente de La Rubia, Pascual se paró frente al referí y les gritó a viva voz y para que todos escucharan al dorso, al dorso carajo.
En Ambrosetti los Ramos nunca fueron generales, y por los que se cuenta no les daba ni para cabo conscripto.
Con Afecto
Héctor Puig