Sabemos con claridad, porque los hechos así lo indican, que los índices de victimización han crecido, dado que gran parte de los rafaelinos han sido víctimas de situaciones de inseguridad. Incluso con las respectivas medidas de seguridad tomadas, los ladrones hacen caso omiso y vuelven a ingresar a los domicilios a llevar pertenencias de sus moradores, por no mencionar el creciente y desmadrado robo de motos y bicicletas que ocurre en la ciudad a plena luz del día sin distinción de sectores. Sin embargo, en la ciudad tampoco se cuenta con estadísticas actualizadas en este sentido, a fin de dar a conocer lo que verdaderamente ocurre.
Además de la cantidad de robos y arrebatos que suceden por día en nuestra ciudad, se observa que los mismos son perpetrados con mayores niveles de violencia. Se portan armas dispuestas a ser utilizadas en caso de resistencia de la víctima, o bien, se propician golpes y palizas para que las víctimas cedan sus pertenencias.
A esta situación cabe agregarle el robo de vehículos, que hasta hace escasos días era algo propio del Conurbano bonaerense, ahora también pasa en Rafaela. La pregunta es entonces ¿hasta cuándo los rafaelinos deben seguir gastando su dinero para protegerse de los ladrones? Leemos con tristeza los comentarios de la gente, que está cansada de gastar su dinero para protegerse, mientras que los ladrones siguen libres e impunes por las calles. Este comentario de muchos de los seguidores de Rafaela Noticias, es parte de un sentimiento común de desprotección y abandono por parte de quienes sí deben garantizar la seguridad en nuestra ciudad.
Sin embargo, el verano sigue transcurriendo y mientras muchos políticos veranean en la playa, los trabajadores tienen que seguir buscando alternativas para cuidarse por sí solos con la impotencia y el desánimo que eso implica, porque nada indica que esta realidad pueda cambiar para bien, sino todo lo contrario, se agrava día a día porque los delincuentes no se toman vacaciones.
Paralelamente, observamos que los cambios que han ido ocurriendo en la ciudad, como por ejemplo, la nueva asunción del Jefe de Policía, no se tradujeron en acciones concretas para revertir esta situación. Muchas y excesivas reuniones se han convocado desde el arco político para debatir y dialogar sobre el tema de la inseguridad en Rafaela. El debate continúa, con aire acondicionado y mates de por medio, pero sin medidas claras y efectivas que permitan, al menos, aplacar esta situación.
Mientras tanto, los rafaelinos sufren la inseguridad día a día, perpetrada cada vez con mayor impunidad y violencia. La “sensación” de inseguridad crece, como también crece la idea de que Rafaela está en manos de la delincuencia.