Hay una cultura que se perdió. Yo me pregunto, ¿Qué pasó desde el año 2000 hasta la actualidad? Son 17 años que el país no crece. Después de la destrucción económica que tuvo la Argentina, comenzó a remontar con el paso del tiempo. Toda la gente que trabajaba en el campo, quedó afuera. Estas personas se fueron a la ciudad. Las empresas no crecieron el 90%, que había sido el porcentaje de pérdida que sufrieron por la crisis económica. Por esta razón, aumentó el alquiler y la ciudad se volvió cada vez más cara. Todo más caro.

Si la economía fuese la ideal, las jubilaciones serían más provechosas. No me paro en un punto específico sino que me refiero a todo el tiempo transcurrido que se desaprovechó en la historia económica de nuestro país. 

Por otro lado, la soja no genera ganancia. Para que un sojero tenga la posibilidad de ahorrar dinero, deberá contar con 1200 hectáreas. Sólo de esta manera logrará conseguir efectivo. Si cuenta con menos cantidad de terreno, no obtendrá los beneficios que pretende. Con esto, queda muy poca gente trabajando, además de que la tierra es sembrada con fertilizantes o sobre la base de estos, lo cual destruye el suelo.

La saturación del mercado: La gente que alquila, por ejemplo 100 hectáreas, obtendrá la misma ganancia que una persona que trabaja en una empresa. Esto significa que no tendrá la rentabilidad deseada y, además, necesitará de una gran cantidad de hectáreas para poder subsistir. Con esto quiero decir que los dueños de campo están ganando lo mismo que una persona trabajando en una empresa.

Hay un millón de pollos que se crían debajo de un galpón. ¿Por qué se da esta situación? Debido a que nadie los produce. Supongamos que un huevo de gallina tiene un valor de $3, sumado a las millones de ave que ponen los huevos, esto genera un dinero que solamente es repartido por unos pocos (los dueños de las empresas o de los criaderos). De lo contrario, la plata se va al exterior y agiganta el bolsillo del empresario.

Algo parecido ocurre con la carne, que se consume en Argentina pero que no genera una ganancia, o por lo menos la esperada.

En conclusión, la Argentina no exporta más que semillas. Esos millones que mencionamos anteriormente, se concentra en pocas personas.

La clase media debería tomar parte del campo y colocar el énfasis en microemprendimientos y comenzar a revalorizar las economías regionales. Al perder la cultura del campo, se desperdició la economía.

Revalorizar las economías regionales puede disminuir los precios, mejorar la alimentación de las personas, aumentar el empleo en las ciudades, entre otras cosas. Por eso, la solución es que las personas puedan invertir en un espacio de cultivo o comenzar a trabajar la tierra, para aprovechar las economías regionales y que el capital se encuentre esparcido entre las personas que producen.