Por Miguel A. González
Este sábado 30 de septiembre vence el plazo establecido por la Ley Orgánica de Municipalidades para que el Departamento Ejecutivo eleve al Concejo Municipal los proyectos de Presupuesto y Ordenanza Tributaria para el próximo ejercicio. Como ocurre puntualmente desde hace más de 30 años, ese requisito se cumplirá una vez más, aunque en este caso y como nunca sucedió en las tres últimas décadas, tendrá una particularidad: aunque los proyectos fueron elaborados por los equipos de la administración municipal actual, deberán ser ejecutados por una administración de otro signo político, que asumirá el próximo 10 de diciembre. Por esa misma razón, la presentación adquiere también el sentido de un mensaje que quieren transmitir las autoridades salientes: en la administración municipal no hay sobresaltos ni retirada en desorden, sino una transición ordenada, con "plata en caja" para cubrir el giro ordinario de las operaciones del Estado local y una reserva financiera que pone a la nueva administración a salvo de contingencias impredecibles. Exactamente lo mismo que hubiera tenido Luis Castellano si el electorado hubiera decidido ratificarle la confianza, dicen en los despachos principales de Moreno 8.
Si bien el proyecto de presupuesto se está trabajando aún en el "punteo" final, se sabe que estará en el orden de los 25 mil millones de pesos, algo más del doble de lo previsto cuando se votó el de este año, ubicado en 11.300 millones aproximadamente. El impacto de la inflación se hace sentir en toda la planificación y condiciona los números que se estiman.
¿Qué otras certezas hay? Ninguna. El dato principal es que todo el cálculo de recursos y erogaciones fue planteado por el equipo económico del municipio para un escenario 2024 como el que preveía tener el actual intendente si hubiera ganado las elecciones. ¿Qué significa eso? Que se mantiene el organigrama del Ejecutivo de acuerdo a lo que ya existe; así como una importante cantidad de programas y acciones que formaban parte de lo que la administración Castellano considera fueron sus "políticas de Estado", desde los programas educativos hasta los de formación para el empleo. Pero también implica que la inversión pública fue prevista siguiendo la misma consideración: lo que hubiera hecho Castellano si seguía en el gobierno municipal.
Todo ese escenario cambió por el triunfo de Leonardo Viotti, que naturalmente viene con otros proyectos y otros planes. Consecuentemente, el proyecto de Presupuesto que entrará mañana al Concejo será un mero formalismo en papel. Deberá ser revisado de punta a punta en los tres meses que restan hasta fin de año, con las correcciones que el futuro intendente decida incorporar.
Hay muchas cuestiones a tener en cuenta, que no sólo pasan por los gustos y proyectos de Viotti. Buena cantidad de programas, obras y acciones del municipio están anclados a mecanismos de financiamiento provinciales o nacionales. Por ejemplo, numerosos programas educativos y de empleo. En el equipo de Castellano se jactan de que eso fue fruto de "gestión pura" ante los organismos provinciales y nacionales. Es cierto que ese tipo de gestiones fueron una marca registrada de los gobiernos de Castellano, como también lo es que oficinas clave de la provincia durante la gestión de Omar Perotti hubo funcionarios rafaelinos que trabajaron en el municipio y abrieron puertas permanentemente.
Ahora, cuando esos programas de otras jurisdicciones (por cambios de gobierno o por contingencias de la macroeconomía) también pueden revisarse y caer, el impacto del efecto dominó se hará sentir en Rafaela. Con lo cual innumerables partidas irán al casillero del "recalculando", aún cuando nominalmente sigan existiendo en los papeles.
Otra parte importante del presupuesto es el ítem de los "trabajos públicos", que no es otra cosa que la inversión prevista en obras por parte del municipio. El proyecto que entrará el sábado al Concejo prevé algunas obras ya trazadas por la administración Castellano: la renovación de veredas del centro; trabajos en el anillo central en torno a la plaza 25 de Mayo -donde hay pendiente una gran obra de desagües- y un plan de pavimentación de más de 150 cuadras, que entró en un gran signo de interrogación no por el resultado electoral sino por la situación económica volátil que presenta el país.
No son las mismas prioridades de Viotti, lo que no indica que no hayan a hacerse. El capítulo pavimento es significativo: la obra fue votada en el Concejo con apoyo de la bancada de Juntos por el Cambio, incluido el del propio intendente electo. Sucede que se trata de una obra que se solventa con la contribución por mejoras que pagan los vecinos, y que se debe ejecutar en muchos barrios donde el poder adquisitivo de los contribuyentes se limita a la subsistencia y poco más. Financiar 150 cuadras con un plan de ahorro previo por parte de los frentistas, a la manera de lo que se hizo con el último plan de 130 cuadras, hoy por hoy suena absolutamente inviable. De hecho, el último plan se terminó a tiempo sólo porque la provincia inyectó fondos del tesoro santafesino. Y eso sin contar con que ahora ni siquiera se puede presentar un cálculo estimativo de cuánto costaría la pavimentación a los frentistas.
Por otra parte, el intendente electo formuló algunas promesas de campaña para las que también deberá encontrar los recursos necesarios. Y eso lo obligará a sacar esos recursos recortando en otros lugares. Potenciar el Centro de Monitoreo no es barato. Implica más tecnología y más personal. Y Viotti querrá también sostener su propio plan de trabajos públicos, porque sabe que una buena parte de su capital político se sostendrá en la medida en que pueda dar respuesta a los planteos simples de la gente de los barrios que quiere vivir en un entorno mejor.
El boomerang de la Tributaria
También va a ingresar el proyecto de Ordenanza Tributaria. No tendrá modificaciones significativas ni relevantes, definiendo el esquema de tasas contributivas que percibe el municipio de la misma manera de siempre. Pero lo que interesa es cuál será el mecanismo de actualización. En la administración saliente anticiparon que en noviembre, en el último mes de gestión, van a presentar -como lo hacen semestralmente- el índice que se propone de incremento para el valor de la Unidad de Cuenta Municipal, que es la base de cálculo para el pago de la Tasa General de Inmuebles y el resto de las tasas municipales.
Ese valor se incrementa semestralmente. Hace algunos años se elaboró una "fórmula polinómica" que pretendía "despolitizar" la discusión por el incremento de la tasa y establecer un mecanismo automático, que tuviera en cuenta la incidencia proporcional de tres ítems en los costos de funcionamiento del municipio: salarios del trabajador municipal; índice general de precios mayoristas y valor del gasoil grado dos: 50, 40 y 10% respectivamente. La idea original casi no se aplicó: aunque el índice de la fórmula polinómica fuera tomado como referencia, Juntos por el Cambio y el Frente Progresista invariablemente usaron su mayoría en el recinto para bajar el porcentaje que surgía de la fórmula.
Ahora, con todo ese bloque reunido bajo el techo del futuro oficialismo, la estrategia de estos años puede resultar un "boomerang". Lisandro Mársico planteó -lo hace todavía- que Castellano proponía aumentos elevados de las tasas municipales para que cuando la oposición le propusiera menos, aceptar un "equilibrio" que era en realidad lo que necesitaba aumentar el municipio. Castellano negó siempre esa argumentación y en su equipo recuerdan que "en muchas oportunidades dimos explicaciones técnicas y expusimos todos los números sobre lo que estaba ocurriendo con la recaudación".
El propio intendente electo estará todavía sentado en su banca de concejal saliente cuando se vote la nueva Tributaria. ¿El boomerang le pegará en la cara? ¿O la "luna de miel" de que disfruta todo nuevo gobernante le permitirá contar con un guiño para retroceder en "chanclas" y proponer un retoque de las tasas municipales que mejore la oxigenación de los recusos propios, ya sin tanto celo en el cuidado del "bolsillo de los rafaelinos"? Todo está por verse y las especulaciones resultan sólo eso, especulaciones, más cuando aún no se conoce quién será el funcionario o funcionaria que estará al frente del delicado manejo de las cuentas municipales.