Cada 7 de agosto la parroquia de San Cayetano, en el barrio Amancay, recibe a miles de fieles que llegan desde todos los barrios de la ciudad para manifestar su devoción al Santo Patrono del pan, la paz y el trabajo. En tiempos de crisis, San Cayetano es siempre un refugio de fe que recoge las esperanzas, anhelos, deseos y también el agradecimiento eterno de quienes buscan, necesitan, sueñan y desean esos bienes tan preciados: el pan, la paz, el trabajo. Nada menos. Nada más.

Este año no es la excepción ni podía serlo. Cuando muchos puestos de empleo están en peligro, cuando el pan en la mesa es cada día más difícil de conseguir y cuando la paz social también se encuentra en riesgo, San Cayetano expresa un sentimiento que se hace difícil de expresar en palabras, pero que se puede resumir en una sola palabra: fe.

Desde muy temprano las puertas de la parroquia se abrieron y ya a las 7 de la mañana se ofició la primera misa, aunque hay otras previstas: a las 9, a las 11, a las 13.30, a las 17 y a las 20, siendo la de las 17 la que oficiará el obispo diocesano, monseñor Pedro Javier Torres.

Ya están instalados los puestos de venta de pastellitos, tortas fritas, articulos de santería y pollos asados, con muchos colaboradores que están trabajando en los alrededores de la parroquia para esas ventas que permiten recaudar fondos para Caritas y también para el sostenimiento de la parroquia.

El movil de BIEN DESPIERTOS/RAFAELA NOTICIAS, con Martín González y Verena Guglielmone, estuvo trabajando en el lugar. Te compartimos las notas con el padre Eduardo Tomassini, párroco de San Cayetano, y con los colaboradores que están trabajando para atender a los fieles que se acercan a San Cayetano en este 7 de agosto.