El 4 de septiembre es una fecha especial que conmemora el Día del Inmigrante, una oportunidad para reflexionar sobre la riqueza cultural que aportan quienes deciden establecerse en tierras ajenas en busca de oportunidades. En este contexto, entrevistamos a Clovis Rodrigues Copque, un inmigrante de Rafaela que arribó a Argentina hace 60 años y que, con sus vivencias y experiencias, contribuye al mosaico multicultural del país.
Con 88 años y una vitalidad envidiable, Clovis recuerda su llegada a Argentina el 23 de diciembre de 1963, impulsado por situaciones laborales, desafíos económicos y, sobre todo, la ilusión de encontrar nuevas oportunidades. "Era un momento de cambio, y decidí dar el salto en busca de un mejor porvenir", comenta mientras sus ojos brillan con el reflejo de aquellos recuerdos.
Sin embargo, no todo fue sencillo para Clovis al pisar tierra argentina. La adaptación, el idioma y la distancia con Salvador de Bahía, su tierra natal, fueron desafíos que tuvo que enfrentar con valentía. "Siempre llevas tu tierra contigo, es una parte de ti que no puedes dejar atrás", dice con melancolía al mencionar sus raíces.
Pero como todo inmigrante, Clovis también encontró en Argentina un país que le tendió su mano. "Estoy eternamente agradecido con Argentina", confiesa. "Aquí encontré oportunidades, pero más que eso, encontré personas increíbles, afectos y una segunda familia que me acogió con los brazos abiertos."
El legado de Clovis y otros inmigrantes como él es invaluable. Con su historia, nos recuerda la importancia de la diversidad y de la riqueza que aporta cada cultura al tejido social argentino.
Con este relato, en el Día del Inmigrante, destacamos la esencia de aquellos que, como Clovis, se aventuraron a cruzar fronteras en busca de sueños y oportunidades. Porque Argentina es tierra de inmigrantes y, juntos, construimos un país más rico y diverso.
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