En un contexto de tensiones en las cadenas globales de valor, el mercado de fertilizantes se ha visto especialmente trastocado. Con el desenlace bélico de la crisis-ruso ucraniana, los mercados globales agrícolas y energéticos quedaron fuertemente tensionados.
Rusia se destaca como el principal exportador mundial de gas, fuente de energía que es además el principal insumo para producir fertilizantes. Por el desarrollo de esta industria conexa, Rusia también se ubica como el principal exportador global de fertilizantes, destacando especialmente en el mercado de nitrogenados.
La creciente necesidad de fertilización de los suelos, acompañado de subas de precios internacionales, en conjunto con la parada técnica de la planta de Profertil en Bahía Blanca, llevaron a un récord de importación en 2021. El año pasado las importaciones de fertilizantes se ubicaron en 4,5 Mt, valuadas en US$ 2.279 millones, creciendo un 13% en volumen y un 103% en valor importado.
Según el informe de Julio Calzada, Guido D´Angelo y Florencia Poeta de la Bolsa de Comercio de Rosario, cerca del 60% de las importaciones del año pasado se vieron explicadas por estas dos posiciones comerciales: la urea y el fosfato monoamónico. Cuando se dio el desenlace bélico de la crisis ruso-ucraniana a finales de febrero, Argentina ya llevaba demoras en su provisión de fertilizantes, importando escasísimas cantidades entre enero y marzo del 2022, en un marco de precios internacionales con importantes alzas.
Sin embargo, la propia necesidad de fertilización y las mejoras en el acceso al mercado de cambios para fertilizantes les devolvieron ritmo a las importaciones a partir de abril. Si bien los precios mostraron bajas luego de sus máximos, este año se importó en mayo con precios CIF entre un 106% y un 157% mayores que en 2021. No obstante, en el acumulado, las importaciones de urea en lo que va del año muestran una caída del 12% en cantidades, mientras las toneladas importadas de MAP cayeron más de un 7%.
A pesar de estos números, los fertilizantes están lejos de ser un factor de presión para la balanza de pagos argentina. La necesaria acumulación de reservas por parte del Banco Central de la República Argentina se hará con un robustecimiento de las exportaciones argentinas, por encima de cualquier limitación de importaciones. Es en este marco donde estimamos que potenciales caídas en la aplicación de fertilizantes podrían llevar a pérdidas exportadoras por cercanas a los US$ 1.794 millones para el maíz argentino.
Es importante destacar que el Gobierno Nacional y el Banco Central de la República Argentina trabajan en la búsqueda de asegurar los dólares necesarios para estas vitales importaciones. En este mismo sentido, este miércoles tuvo lugar un encuentro en el Ministerio de Producción, Ciencia y Tecnología de Santa Fe donde se analizó esta problemática y las de las importaciones en general con las cámaras empresarias, con la presencia del Ministro Daniel Costamagna y el Vicepresidente del BCRA, Sergio Woyecheszen. De todos modos, los problemas subsisten y la normalización dependerá de cómo evolucione la disponibilidad de divisas en los próximos meses.
Para llegar a la estimación de los U$S 1.794 millones, partimos de la superficie cosechada de la campaña actual (cerca de 7,2 Mha) reduciéndola en un 10% en vista de las complejidades climáticas y mermas en superficie que se vienen observando recientemente. No obstante, la productividad de la campaña actual no puede utilizarse en la estimación en vista de la importante sequía que se observó durante el período crítico del maíz. Por ello, la caída en rendimiento de referencia del 13,4% fue calculado tomando como base el rinde de la campaña de 2020/21, un parámetro que se ha tomado en artículos anteriores de este Informativo Semanal. Del producto entre estos dos valores surge una caída productiva que se acerca a las siete millones de toneladas respecto a una campaña con el rinde de referencia. Reiteramos que es un ejercicio teórico. En la medida que se aseguren los dólares para las importaciones de fertilizantes, esta pérdida se verá neutralizada.
En el cálculo, los precios que utilizamos para valuar estas pérdidas son promedios de los últimos tres meses de exportaciones de estos complejos agrícolas. En este sentido, la tonelada de maíz está valuada a US$ 253/tn. Si tomáramos los precios FOB actuales, de US$ 264/tn para el maíz, la estimación sería algo superior. Asimismo, este número deja de lado potenciales problemas climáticos, que podrían empujar aún más hacia abajo las estimaciones productivas.
Los fertilizantes emergen como insumos fundamentales para apuntalar el comercio exterior y el abastecimiento interno de nuestro país. Asegurar su provisión es aún más importante en un contexto dónde se propone robustecer las cuentas externas argentinas
A partir de marzo del 2022 toda importación debe tener autorización previa del BCRA.
El BCRA asigna una categoría (A, B y C) a cada SIMI oficializada y aprobada, cada una define los plazos mínimos para el acceso al mercado de cambios para realizar los pagos de los bienes.
Las categorías tienen que ver –entre otros factores- con el volumen operado por el importador en los años previos.
Cada importador podrá concretar su importación siempre que cumpla las normas fijadas por el BCRA para cada categoría. Cada categoría establece pautas a cumplir en materia de condiciones de pago y/o financiamiento.
Finalmente se toma en cuenta el que resulte menor de las dos situaciones planteadas y se prorratea en el 2022. Hasta la semana pasada había la posibilidad de anticipar al prorrateo mensual hasta un 20% del cupo anual.
Dado el incremento de precios de los fertilizantes y teniendo en cuenta el cupo de divisas, seguramente la cantidad de producto que se podrá importar se verá disminuida.
A partir de la semana pasada se habilito la utilización de prefinanciación de exportaciones con bancos locales y del exterior para pagar las importaciones de fertilizantes y fitosanitarios. De todos modos, los problemas subsisten y todo dependerá de cómo evolucione la disponibilidad de divisas en los próximos meses.