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Policiales

Destrozos y robo en una institución educativa

FOTOS. Ocurrió en el edificio que comparten la escuela Vecchioli y el ex colegio nacional. Infantería atrapó al delincuente y recuperó los 5 mil pesos que se llevaba.

Lo que se vio en el edificio que comparten las escuelas Nº 428 "Mario Vecchioli" y la Nº 429 "Luisa Raimondi de Barreiro" (ex colegio nacional) ubicado en 9 de julio al 300, es una muestra de cómo un sujeto en 20 minutos puede arruinar el trabajo que hacen las instituciones educativas a través del Estado y sus Cooperadores por meses o años. Todo ocurrió cerca de las 4 de la madrugada cuando sonó la alarma de un sector de la escuela Vecchioli (que fue la que se llevó la peor parte). Hasta el lugar llegó primero la vicedirectora de este establecimiento educativo que, al ver desde afuera una ventana abierta y un matafuegos descargado, llamó inmediatamente a la policía. Fue allí cuando los agentes entraron y se encontraron con el delincuente comenzando una persecución dentro del establecimiento que terminó en el patio de una vecina con el ladrón aprehendido: al parecer un joven de unos 25 años del barrio Antártida Argentina que sería el mismo que robó pirotecnia en un local de barrio Jardín días pasados. Fue personal del Cuerpo Guardia Infantería quien lo atrapó y recuperó los 5 mil pesos que se llevaba y que pertenecían a la cooperadora de la escuela Nº 428. Más allá de esta buena noticia, el panorama que quedó en ambas instituciones fue realmente triste: puertas agarradas a patadas con sus partes fuera de lugar, vidrios desparramados por todas partes, armarios agujereados o con sus puertas sacadas de cuajo, cerraduras destrozadas, yerba y líquidos tirados sobre los muebles, cables arrancados colgando por los pasillos y oficinas. Tanta violencia contenida terminó incluso por lastimar al propio delincuente cuyas gotas de sangre regaron el camino de una noche de furia. La escuela Vecchioli recibió los mayores destrozos: la secretaría, la proveeduría, la cantina, entre otros espacios afectados. En tanto el excolegio nacional se vio dañado en el sector de administración y fotocopiadora. 

Esta vez parece que la barbarie pudo con la civilización, al menos por unos minutos. Y queda ese sabor amargo de la impotencia contenida de que todo esto finalmente lo pagamos todos. Y que cada golpe a la escuela pública termina siendo un golpe a la educación. Aunque seguramente minutos más tarde habrá que seguir trabajando, incluso por este joven que hoy mostró desprecio por la escuela. 

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