Rafaela cuenta prácticamente con un vehículo por habitante, teniendo en cuenta los autos y motos, con un crecimiento sostenido en el último tiempo que se corrobora en el número de pantetamientos que se dan mes a mes. Las calles ya no son lo que eran antes y hoy quienes se conducen por las mismas necesitan un mayor grado de responsabilidad. Los accidentes se suceden día a día, y eso queda reflejado en las estadísticas que aparecen en los medios de comunicación locales. Hace poco la Lic. Laura Beltramo del 107 comentaba a Rafaela Noticias que se registran en la ciudad 5 accidentes con lesionados por día, a los que habrá que sumarles aquellos en los que interviene un servicio de emergencia privado o en los que no resultan personas heridas, y que por lo tanto no quedan registrados. Otros datos que aportó la profesional son: que en el 98 por ciento de los casos de accidentes intervienen motociclistas y que el 70 por ciento de los involucrados son jóvenes menores de 30 años. El 40 por ciento de quienes van en moto y sufre un accidente no lleva puesto el casco. La pregunta que nos hacemos ante este panorama es: ¿faltan políticas desde el Estado o falta conciencia desde los ciudadanos? Seguramente las respuestas no serán determinantes y ninguna de las opciones será excluyente.
Repasemos primeramente las acciones que se realizan en la ciudad desde el municipio, que es el principal encargado de velar por el tránsito en las calles de Rafaela. Desde la asunción del actual intendente Luis Castellano se ha mostrado una política proactiva en este tema. Con el eje puesto en la utilización del cinturón de seguridad y el casco, en Rafaela se han llevado adelante no solamente campañas de concientización en los medios de comunicación, sino también controles de tránsito en diferentes sectores de la ciudad y sostenidos en el tiempo. Pero no es lo único; se ha trabajado con los chicos de las escuelas que terminan el secundario y que deben sacar su carnet de conducir brindándoles charlas especiales, se ha aplicado el programa “Conductor Designado” para prevenir el consumo de alcohol del que maneja a la salida de los boliches, se han incorporado recientemente nuevas tecnologías para el control de velocidad con cinemómetros móviles, se han instalado cámaras en los semáforos para multar a aquellos que deciden pasas en luz roja. A esto hay que sumarle la Central de Tránsito inaugurada hace unas semanas desde donde se coordinan los cruces semaforizados más importantes de la ciudad. Se podría hablar también de los operativos de control los fines de semana basados principalmente en determinar el nivel de alcohol que tienen quienes manejan, o los importantes secuestros de carnet de conducir truchos que los agentes han descubierto. Todas las acciones anteriormente mencionadas fueron además acompañadas por el Concejo Municipal que modificó el código de tránsito para que el municipio pueda aplicar nuevas tecnologías en el control que se realiza en las calles, y también aprobó la modificación del código de faltas para que ciertas infracciones, consideradas como las más peligrosas, sean sancionadas con severidad, como puede ser una multa abultada o la quita del propio carnet de conducir. Nadie puede decir que en la ciudad no se trabaja en el tema, pero evidentemente habrá que intensificar las acciones y seguir sosteniéndolas en el tiempo para que las calles de Rafaela sean más convivibles y más seguras.
Habrá que seguir proponiendo estrategias para llegar a un sector de la población (mayoritariamente joven) que no parece darse todavía por aludido cuando se le habla de la utilización de los elementos de seguridad. Habrá que tratar de llegar a los padres que parecen que no tomar conciencia a la hora de darle un vehículo a su hijo menor de edad. Evidentemente hay un “núcleo duro” de la sociedad al que hay que llegarle de alguna u otra manera. La severidad en los controles debe continuar y extenderse a otros sectores de la ciudad, es importante que la presencia del Estado se haga sentir y no deje baches o territorios liberados donde sea lícito hacer cualquier cosa con un vehículo. Y no se debe olvidar uno de los pilares más importante para tratar de cambiar esta realidad: la educación. Se tiene seguir apostando a generar conciencia en los colegios con programas integrales que abarquen todo el ciclo lectivo y en los que se inviertan recursos para que los más pequeños empiecen a entender que respetar el tránsito es respetar la vida. Este paso seguramente es el camino a más largo plazo y donde los resultados tardarán en aparecer, pero que sin dudas ningún gobernante debe olvidar. Políticas hay, y se deben sostener en el tiempo y mejorar, conciencia falta y la debemos tomar cada vez que salimos a la calle.