La Conferencia Episcopal Argentina anunció la culminación de un proceso de cinco años que marca el fin de la asignación mensual otorgada a Arzobispos y Obispos de todo el país por parte del Estado. El comunicado oficial, revela que la Iglesia Católica argentina ya no recibirá el aporte económico establecido por la ley 21.950 de 1979.
Según el comunicado publicado en la página oficial de la Conferencia Episcopal Argentina, la renuncia se llevó a cabo de acuerdo con lo establecido en la Asamblea Plenaria y fue informada a la Secretaría de Culto.
El proceso de renuncia se inició en un contexto político marcado por el debate sobre la legalización del aborto en 2018, durante el gobierno de Mauricio Macri. En ese momento, surgió la exigencia de la separación del Estado y la Iglesia, implicando la retirada del aporte económico. Como respuesta, la Iglesia anunció su compromiso con la autosuficiencia y puso en marcha un plan para depender exclusivamente de las contribuciones de sus fieles.
En medio del ruido mediático que rodeó la reciente renuncia de la Iglesia Católica Argentina a la asignación estatal, Monseñor Pedro Torres, obispo de la diócesis de Rafaela, ofreció una perspicaz visión histórica sobre este asunto que tiene profundas raíces en la historia argentina.
Según Monseñor Torres, la ley que estableció la asignación en 1979 durante el régimen de Videla no fue una iniciativa de los obispos, sino una respuesta a la necesidad de la Iglesia de evangelizar en un contexto donde el Estado argentino se independizaba (Siglo XIX). La confiscación de bienes por parte del Estado, incluidos los de la Iglesia, durante este proceso de independencia llevó a la creación de esta asignación como un medio para sostener la labor evangelizadora.
El obispo destacó que la relación financiera entre la Iglesia y el Estado tiene sus raíces en el período postindependencia, llegando incluso a conflictos con figuras históricas como Rosas y la orden de los betlemitas en 1887. La ley de asignación se consolidó como respuesta a la obligación de la Iglesia de evangelizar, colaborando así con el Estado en la educación y pacificación de la sociedad.
En 1955, la Iglesia Argentina emitió una Pastoral declarando la renuncia al aporte, pero solicitando la devolución de bienes incautados, a lo que el Estado no aceptó y prefirió seguir realizando el aporte. A pesar de ciertos conflictos en la década de 1950, el tema se reactivó en 2018 tras declaraciones del entonces Ministro Peña durante el gobierno de Macri.
Monseñor Torres aclaró que el aporte no constituye un sueldo para los obispos, sino una asignación destinada a la evangelización. Desde 2018, la Iglesia renunció progresivamente a este aporte, congelando su monto, que hasta este año era de $56.000 para los obispos residenciales. Es importante destacar que el presupuesto total de la Iglesia no supera los 130 millones de pesos anuales.
El obispo expresó su sorpresa ante la reciente afirmación de la legisladora Ocaña, quien mencionó que un obispo cobraría 6 millones de pesos por mes. Monseñor Torres desestimó esta cifra, señalando la falta de fundamentos y cuestionando su origen en algún presupuesto.
En el presupuesto nacional implica el 0,001, ahora bien de dónde sacó la cifra, si eso está en algún presupuesto, a la iglesia no llega.
Monseñor Pedro Torres
La doble cara de la declaración de Monumentos Históricos:
Monseñor Pedro Torres, se refirió a la declaración de espacios eclesiales como monumentos históricos nacionales, provinciales o municipales:
En palabras de Monseñor Torres: "El estado argentino también ha declarado a muchos espacios eclesiales monumentos históricos nacionales, monumentos históricos provinciales o municipales y notablemente eso a veces constituye casi una expropiación porque no podemos hacer reformas y mejoras y en algún caso la iglesia sí dijo, 'Bueno, aporten', qué es lo que hace cualquier país del mundo."
El obispo comparó esta situación con el mantenimiento de monumentos históricos en otras naciones, citando el ejemplo de la catedral de París, que está siendo restaurada por el estado francés. Aunque Francia es un estado laico, reconoce la importancia cultural de estos bienes y asume la responsabilidad de su conservación.
Llevando la reflexión al ámbito argentino, Monseñor Torres enfatizó: "Yo entiendo que llevado al extremo esto crea una grieta. La separación de iglesia y Estado está y es efectiva en Argentina desde el concordato de los años 60, se planteó en la historia de distintas maneras, esto no es el problema de Argentina."
El obispo abordó la preocupación por la desinformación que generó enojo entre la gente. En medio de un momento de crisis, destacó la importancia de la unidad y la colaboración: "El problema de Argentina es que tenemos que vivir más unidos y tirar todo para el mismo lado en momentos de crisis grandes."
La Iglesia en Argentina: Entre la libertad religiosa, el compromiso social y la austeridad
"Argentina goza, gracias a Dios, de libertad religiosa y declarada así formalmente desde el 2 de febrero de 1825 por un tratado internacional con Inglaterra. Esto se ha plasmado en nuestra cultura, reflejándose incluso en el reconocimiento de la Iglesia como entidad con personería jurídica en el código civil anterior, reconociendo su presencia histórica en la tierra argentina, con 250 años más que el propio Estado."
El obispo destacó la contribución de la Iglesia a la construcción de un bien común en la patria, trabajando desde una cosmovisión cristiana por la humanización de todos los espacios, incluyendo la política, lo social, la educación y la salud. Monseñor Torres subrayó que la Iglesia no siguió un proceso paralelo, sino que se ha integrado como parte fundamental de la identidad argentina.
En relación con la realidad financiera de la Iglesia, el obispo compartió datos sobre los ingresos de los sacerdotes: "En este momento, lo que perciben los sacerdotes ha subido a $70 mil, creo que desde marzo aumentará a $100 mil. Esto es lo que recibe un sacerdote, pero hasta hace un mes y pico recibían $50 mil." Además, destacó la austeridad con la que la Iglesia Argentina maneja sus recursos y reconoció la ayuda recibida de congregaciones religiosas y organismos internacionales, como Adveniat, señalando que "la iglesia Argentina, vive un nivel de austeridad."
Monseñor Torres también abordó la preocupación por la ostentación económica y hace un llamado a centrarse en temas más relevantes: "Deseo que nos ocupemos de los temas realmente importantes. Me da pena y hasta fastidio por momentos que ocupemos tanto espacio en esto... Tenemos que dar gracias de lo que tenemos, tenemos que cuidarlo y no es hoy uno de los temas, al menos, que a mí me preocupe más que el tema de la ostentación económica del ámbito religioso."