El juez Nicolás Stegmayer dictó la prisión preventiva domiciliaria por el término de 90 días al camionero santiagueño Héctor Gorgo, imputado por el homicidio culposo agravado de Guillermo Mastricchio, en un accidente de tránsito que ocurrió poco después de las 6 de la mañana del pasado miércoles 7 de agosto.
Ahora se sabe -por los aportes del propio Gorgo y lo que surgió de la evidencia mostrada por el fiscal Guillermo Loyola- que el camión Ford Cargo que conducía Gorgo, de 69 años de edad y oriundo de Añatuya, había salido de esa ciudad santiagueña cerca de las 9 de la noche del día anterior, con una carga de ladrillos que estaba destinada a Rafaela. Gorgo se detuvo en la Puma de Avenida Zóbboli (Ruta 34) y Luis Maggi, desde donde llamó a una persona de Rafaela que -con otro vehículo- iba a ir indicándole el recorrido para llegar el lugar en el que debía dejar la carga.
Versiones cambiadas
Ahí comenzaron a diferir los relatos. El fiscal se apoyó en la evidencia irrefutable: las imágenes del Centro de Monitoreo que muestran el accidente. Se lo ve al camión llegando a la encrucijada de Zóbboli y Salva, e iniciar la maniobra previa al giro cuando el semáforo comienza a ponerse en intermitente. Son un par de segundos hasta que pasa a rojo. Para cuando el paso hacia Salva ya está prohibido por el rojo, el camión no se detiene ni hay signo alguno de un accionamiento de los frenos.
El camión, que arrastraba un acoplado, inició la maniobra de giro ya con la luz prohibida. Para el fiscal Loyola, no sólo la luz roja era perfectamente visible, sino que Gorgo debió percatarse, desde la cabina, que por la mano contraria de la ruta venía un tránsito fluido con la onda verde abierta. Por allí venía Guillermo Mastricchio, al comando de una Bajaj Rouser 250 cc. El motociclista tenía a su lado y un poco más atrás a un auto. No alcanzó a frenar. Según se mencionó en la audiencia, atinó sólo a pararse en los pedalines a último momento. El impacto se dio entre el chasis y el acoplado. La moto quedó aprisionada bajo la estructura del acoplado y arrastrada en varios metros, hasta tomar fuego.
Con carnet, pero en negro
A partir de allí surge el relato del propio imputado. Sostuvo, al hacer uso de su derecho a declarar, que "cuando llego al semáforo siento un dolor muy fuerte en la espalda, se me nubla la vista y cuando reacciono estaba en la otra calle, el acoplado estaba en llamas, no me acuerdo de nada". Gorgo manifestó que desde hace tiempo sufre un problema en su columna vertebral, que le provoca distintos efectos: "no puedo dormir, se me acalambran las piernas", narró.
El camionero dijo que está jubilado, que cobra alrededor de 370 mil pesos por mes y que los viajes los hace trabajando "en negro", porque necesita el dinero para la operación "y para comer. Necesito operarme para trabajar y comer", sostuvo. En el informe que dio al juez, aseguró que vive en una casa en Añatuya construida por él mismo, junto a una hija y un nieto. Varios de sus familiares estaban presentes en la audiencia y en determinados momentos no pudieron contener el llanto.
Además, sostuvo que tiene dos stents cardìacos y que su problema demanda una operación que debió hacerse hace unos días pero no pudo realizar por otro problema de salud. Esa versión no sonó en absoluto creíble. Sobre todo porque en el momento de sucedidos los hechos, Gorgo habló con guardas municipales, policías y personas que estaban cerca y nunca se lo vio en un estado de conmoción como el que describió, ni tampoco mencionó malestar alguno: sólo atinó a comentar que había cruzado en verde, lo que las cámaras de seguridad terminaron desmintiendo.
Para el fiscal Loyola, además, también resultó inverosímil el relato: "si se hubiera desvanecido y perdido el conocimiento, como dice, no hubiera doblado el vehículo, se hubiera estrellado contra las construcciones que hay en la esquina. Pero no: dobló y el camión quedó estacionado sobre Salva porque se estaba prendiendo fuego", recordó el fiscal. Se preguntó también "cómo es que con tantos problemas de salud salía a manejar igual. Esto que dice que le pasó ahora le pudo haber pasado en otro momento: era común que viajara por una ruta como la 34, que atraviesa medio país y es de las más riesgosas", aseguró Loyola.
Otro detalle que sumó el fiscal es que en la denuncia ante el seguro, el camionero repitió la versión inicial de que había cruzado correctamente y había sido embestido por el motociclista.
El fiscal le imputó como agravantes la figura conocida como "culpa temeraria", por haber violado la luz del semáforo y hacerlo a sabiendas del peligro en que incurría. Además, por su condición de chofer profesional, también alegó sobre el agravamiento de la condición procesal del imputado.
A su turno, el abogado defensor ponderó los problemas físicos argumentados por su defendido, pero además relativizó la incidencia de la maniobra de cruzar en rojo en el desenlace fatal, pretendiendo que la víctima no hizo maniobras defensivas para evitar el choque.
Los argumentos del juez
El juez Stegmayer dio lugar a la prisión preventiva, considerando que está fuera de discusión la materialidad del hecho y la propia responsabilidad del imputado en la maniobra que provocó el accidente fatal. Desestimó por completo la argumentación de que le pudo corresponder alguna responsabilidad a la víctima.
Stegmayer evaluó como "contundentes" a las imágenes de video, sumó que "no hay huellas de frenadas" y remarcó que no está en cuestionamiento que Gorgo cruzó en rojo y fue responsable del accidente por su actitud de ignorar la norma. "No son serios"·los elementos de descargo planteados, manifestó el magistrado, en referencia a la supuesta descompostura del camionero. Más aún, considerando la abrumadora evidencia, el magistrado le recomendó al imputado someterse a un juicio de procedimiento abreviado.
Considerando que la pena prevista para los delitos imputados es de 3 a 6 años, y que sería excarcelable sólo en caso de aplicarse un mínimo -que no sucedería en este caso, por los agravantes apuntados-, la prisión preventiva fue considerada aplicable, aunque morigerada porque será en un régimen de prisión domiciliaria, dada la condición de salud del imputado y su edad, por lo que quedará recluido en su domicilio de Añatuya, bajo vigilancia y control de la policía santiagueña.
EN DESARROLLO