Por un día, decenas de alumnos de distintas escuelas públicas y privadas de nivel medio de la CABA y el Gran Buenos Aires se convirtieron en jueces y juezas, fiscales, defensores, querellantes, imputados, testigos, secretarios y asistentes a un juicio oral y público ficticio que tuvo lugar el miércoles 25 de octubre en el Salón de los Derechos Humanos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Allí transcurrió el simulacro que, como cada año desde hace más de dos décadas –con una forzada interrupción durante la pandemia, cuando la propuesta se adaptó a la modalidad virtual–, marca el cierre del programa “La Justicia va a la Escuela”, organizado por la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional (AMFJN).
Semanas atrás, los días 3, 10 y 17 de octubre, se habían desarrollado en la sede de dicha entidad las reuniones preparatorias para este encuentro, luego de sucesivos talleres realizados durante el ciclo lectivo 2023 en los establecimientos educativos participantes, que varían edición tras edición. Asistidos por sus tutores y con el apoyo de los magistrados y funcionarios que se suman voluntariamente a esta iniciativa, los estudiantes se prepararon para representar los diferentes roles del proceso legal, planificar las estrategias de acusación y defensa y las declaraciones testimoniales, mientras quienes se desempeñaban como miembros del tribunal conocían en tiempo real los detalles del caso –una demanda contra el conductor de una lancha por lesiones culposas que sufriera una pasajera– para, al cabo del debate, emitir su sentencia.
En la apertura del acto, el presidente de la AMFJN, Marcelo Gallo Tagle, destacó la importancia del programa en el marco de los esfuerzos por “hacer llegar a la gente de forma llana la comprensión de la función judicial”; y valoró, en el mismo sentido, la reciente resolución 2640/2023 de la CSJN que aprobó lineamientos generales de sentencias claras aplicables en todos aquellos casos en los que se declare la admisibilidad de recursos extraordinarios federales.
Por su parte, la directora del Instituto Latinoamericano para la Paz y la Ciudadanía, Patricia Pérez, celebró el aporte de esta experiencia al proceso de construcción de ciudadanía de las nuevas generaciones. “Sólo podemos sostener la democracia dando herramientas a los jóvenes para que conozcan sus derechos y tengan conciencia de los valores ciudadanos”, dijo.
La directora del proyecto, Virginia Simari, ponderó el entusiasmo y el compromiso de los docentes y alumnos involucrados, y agradeció el respaldo del Máximo Tribunal, reflejado en una carta de su presidente, Horacio Rosatti, y en el hecho de poner a disposición, para esta actividad, un espacio emblemático como es la sala de audiencias de la planta baja del Palacio de Justicia que fuera escenario del Juicio a las Juntas Militares. “Un recinto ligado simbólicamente con lo que nos proponemos desde el programa: construir ciudadanía, democracia y república”, expresó la exjueza civil. Y se refirió, además, al “entusiasmo y las preocupaciones” que genera el avance de la inteligencia artificial. La tecnología, concluyó, “será una aliada para mejorar” el servicio de justicia pero “no sustituye el razonamiento, las emociones y el juicio crítico” que hacen irremplazable la intervención humana en los procesos.
Declarado de interés educativo, “La Justicia va a la escuela” persigue como objetivo, desde su creación hace 23 años, brindar a los y las jóvenes un espacio de reflexión activa sobre el valor de la justicia y el rol de los magistrados, con el fin de contribuir a la formación del pensamiento crítico y aportar información y recursos para promover un razonamiento apoyado en evidencias.