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Economía

El robo del siglo

Por Guillermo Briggiler. La macro economía de nuestro país nos afectará en este año electoral, con fuertes vencimientos de la deuda en pesos, que como probablemente no se renovarán en su totalidad deberán ser cubiertos con emisión monetaria

La macro economía de nuestro país nos afectará en este año electoral, con fuertes vencimientos de la deuda en pesos, que como probablemente no se renovarán en su totalidad, deberán ser cubiertos con emisión monetaria, sumado a la falta de dólares para importar productos e insumos que afectaran a la producción, así como sueldos que se encuentran atrasados por la suba de precios que golpea al consumo interno, al menos, hasta la llegada de nuevas paritarias. Estas situaciones combinadas generarán recesión en la economía en los próximos meses, lo que, sumado a la emisión por los vencimientos de deuda en pesos no renovados, nos llevarán a un escenario de recesión con inflación.

Al aparecer la estanflación, el empleo, se verá aún más castigado y es aquí cuando la falta de trabajo, tanto en blanco como el no registrado, afectará gravemente el tejido social, destrozando con ello los sueños de los ciudadanos que ven tunco su acenso social y su desarrollo. Aparecen aquí fantasías peligrosas sobre satisfacer necesidades a través de actividades delictivas. Se piensa en cometer el robo del siglo, o alguno más pequeño, se percibe que con un bunker de venta de drogas se gana más que con un almacén, que con la venta de sustancias prohibidas al menudeo se gana más que con un empleo y que como sicario de los mafiosos serás millonario, al menos por un rato. Pero es aquí donde no podemos perder de vista la evangélica cita de Lucas, ¿De que le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida?

 

Pero entonces, porque no apostar a hacer las cosas mejor y hacer el negocio del siglo en lugar del robo del siglo. O si no es del siglo, al menos el negocio del día. Para lograrlo, el primer paso es planearnos que es lo que deseamos lograr en un período determinado, es conveniente evitar metas que no pueden medirse, por ejemplo, que mi comercio sea líder en ventas o ser el número uno. Si el objetivo es mensurable, luego podremos saber si lo conseguimos. Ejemplo, puedo plantearme vender el doble que el mes anterior, en este caso ese doble puedo calcularlo en pesos o en unidades físicas, la segunda opción es más recomendable ya que evito el sesgo inflacionario.

También puedo plantearme metas estando en relación de dependencia, esta puede ser, conseguir un puesto determinado en la organización, sabiendo por ejemplo que se crea un nuevo sector, o determinado recurso está por llegar a la edad jubilatoria.

 

Una vez planteado el objetivo global, inmediatamente debo plantear metas parciales que me permitan mostrarme si voy por el camino correcto. En los ejemplos del párrafo previo, si deseo vender el doble que el mes anterior, la primera semana tiene que tener una facturación del doble de la primera semana mes pasado. O si deseo alcanzar determinado puesto en la organización, deberé realizar las capacitaciones necesarias, dentro y fuera de la misma, para tener las aptitudes necesarias para el cargo. Debo también contar con las herramientas para alcanzar las metas propuestas, esto implicará hablar con nuevos proveedores, buscar nuevos barrios donde ofrecer la mercadería, mantener ordenada la cobranza, realizar capacitaciones y nunca romper con la ética de los negocios, de que sirve progresar y alcanzar objetivos si no voy a dormir tranquilo.

 

Debo autorizarme a modificar los objetivos propuestos, si cuando los planteé me parecieron razonables, pero luego no puedo alcanzarlos o los alcanzo muy fácilmente, debo modificarlos por otros que representen mejor la realidad y evitar desmotivarme. Esto implica evaluar periódicamente los mismos, esta evaluación puede ser incluso diaria o aún en períodos de tiempo más cortos. Debo buscar rutinas improductivas y desterrarlas, para lograr más tiempo libre, ya sea para el trabajo o el descanso. Hay que salir de la queja permanente, no esperar que las cosas sucedan y luego buscar un culpable, no sirve de nada porque no cambiará la situación, recuerden que hay que hacer sacrificios, tendremos jornadas buenas y otras no tanto, pero la satisfacción del esfuerzo siempre estará.

Ahora volviendo a la milenaria frase de Lucas, ¿De que le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida? (Lc. 9, 25) y agregando, de que valen todos nuestros esfuerzos, proyectos, actividades logros, conquistas y sacrificios, si no están sincronizadas con la realización personal, si se pierde a uno mismo en el camino. Junto con los objetivos personales, siempre debemos perseguir un bien superior, el bien común.

Esto nos asegurará que, aunque no tengamos un éxito personal, nos vamos encaminado hacia el bienestar de otros, y entonces vamos por el buen camino, evitando los atajos que nos harán terminar mal, a nosotros y dejarán desamparados a los nuestros. Siempre es posible, hay posibilidades y revanchas, siempre por el camino del bien, la puerta estrecha, el camino del mérito y el esfuerzo.

 

#BuenaSaludFinanciera

@ElcontadorB @GuilleBriggiler

 

Briggiler Opinión

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