La fuerte recesión -algunos hablan ya de "depresión"- económica que atraviesa el país no está dejando afuera de sus efectos más nocivos a Rafaela. En la agitada sesión del Concejo Municipal del jueves hubo una pancarta que alertó sobre una situación puntual que deriva de ese panorama que atraviesan principalmente las pymes industriales y comerciales: la pérdida de puestos de empleo.
En la provincia, el gobierno santafesino admitió la gravedad del tema: casi 15 mil puestos de trabajo perdidos en los primeros meses del año. Lo dijo el propio gobernador Pullaro en Susana, ante una consulta de RAFAELA NOTICIAS. Existe un panorama muy complejo en sectores como la metalmecánica y aquellos que dependen fundamentalmente del mercado interno. Sin embargo, en Rafaela el tema es relativizado, según las personas con las que se hable. Incluso empresarios que han debido desprenderse de mano de obra calificada expresan en público un panorama esperanzador sobre el futuro.
¿Cuál es la foto real, entonces, de lo que sucede en el plano laboral en Rafaela? Primer dato: no hay conflictos masivos. Incluso en los casos en que a lo largo del año hubo -y hay- problemas serios por acumulación de stocks y esto obligó a acuerdos entre gremios y empresas, no se produjeron conflictos que incluyeran algún tipo de protestas o medidas de fuerza. Pero el "goteo" de puestos de empleo que caen es constante y no sólo no cesa: el número que la CGT presentó en el Concejo es un cálculo conservador.
Si se agregan los puestos de trabajo informales, o los que se perdieron en la construcción -principalmente con el cese de las obras públicas nacional, en especial la construcción de viviendas-, la cantidad fácilmente puede llegar al millar, aunque lo positivo es que hay varios emprendimientos inmobiliarios de inversores privados que avanzan a muy buen ritmo.
El Observatorio que dejó de observar
Hay algunas situaciones que trascienden públicamente porque hubo acuerdos en negociaciones que se hicieron con gremios y Ministerio de Trabajo, y otros donde incluso los sindicatos son prudentes en mencionar las situaciones de crisis. ¿La razón? Hay empresarios que no quieren que se sepa que sus asuntos están atravesando un mal momento porque eso los puede perjudicar en la imagen de la empresa de cara a la realización de otros negocios.
Por otra parte, hasta el año pasado funcionó el denominado Observatorio Industrial, que permitía al municipio y a las instituciones empresarias recoger información de las empresas que hoy podría ser de mucha utilidad para conocer el verdadero estado de las industrias de Rafaela. Se relevaban, en base a encuestas protegidas por el secreto estadístico, referencias tales como ocupación de la capacidad instalada, acceso a financiamiento, mano de obra empleada y expectativas a futuro, en cuanto a problemáticas tales como climas de negocios, crecimiento de la economía, y empleo.
Por razones que nunca fueron informadas, el relevamiento -que se hacía con un trabajo del ICEDeL- dejó de hacerse. El Observatorio dejó de observar. Y se perdió una valiosa fuente de información que podría resultar útil para la toma de decisiones en un contexto de crisis como el actual. O al menos para ver donde están las luces de alerta más inmediatas. Para este año está previsto un Censo Industrial, que puede arrojar luz sobre algunos aspectos de la actualidad del sector, aunque se desconoce el cronograma en cuanto al procesamiento de datos.
El goteo y el "chorro"
La mayoría de los despidos -muchos embozados en la figura del "retiro voluntario", que permite que el empleado cesanteado perciba una indemnización superior a la establecida por la ley, a cambio de renunciar a cualquier posterior litigio legal- se han dado por goteo. Pero en el caso de algunas empresas la frecuencia del goteo puede decirse que se convirtió en un "chorro" de cesantías.
Uno de los grupos empresarios más emblemáticos del sector autopartista redujo su planta de empleados -contando desde hace varios meses- en 110 personas. Lo hizo con retiros voluntarios, despidos y no renovando las plazas vacantes que fueron surgiendo en las plantas donde tiene radicada su producción. El otro, del mismo rubro, también se achicó, y mayormente lo hizo por la vía de no renovar vacantes. ¿Se jubiló un empleado, hay otro que recibió una oferta mejor, otro no se sentía cómodo? Puertas abiertas para la salida. Y se busca su reemplazo en el plantel que quedó dentro de la fábrica.
El vaciamiento del Correo Argentino también dejó secuelas en Rafaela. Pese a que la paquetería y la distribución de mercaderías y encomiendas casa por casa va "in crescendo" por el auge del comercio electrónico, desde el plan "motosierra" y la decisión del gobierno nacional de deshacerse de las empresas de capital estatal, Correo Argentino viene siendo sistemáticamente desmantelada. En la sucursal Rafaela hubo 13 bajas entre el personal: 3 despedidos y 10 por retiros voluntarios o ceses de contratos. No hay insumos esenciales para la prestación del servicio y en junio se desactivó una de las rutas del servicio urbano, es decir, una de las camionetas que se dedicaba a distribuir correspondencia en un sector de la ciudad dejó de funcionar.
El jueves, en el Concejo, se lo vio hablando a Roberto Oesquer, secretario general de los metalúrgicos y de la CGT Rafaela. Se paró ante los concejales para explicar que debía abandonar la sesión porque tenía que concurrir precisamente a una audiencia por despidos: 11 trabajadores de la firma Clorindo Appó, que habían sido despedidos bajo el mecanismo de "fuerza mayor" y a los que sólo se les había pagado el 50% de la indemnización por esa razón, lograron que se les reconociera el otro 50%, que será cancelado en tres cuotas por la empresa.
En la construcción, todos los albañiles que estaban trabajando en el complejo de 48 departamentos del barrio San José fueron cesanteados desde febrero y marzo. El complejo está abandonado. Y la empresa no sólo no cobró los últimos certificados de obra, sino que quedó con capital invertido dentro de la obra parada. La frutilla del postre: tiene la obligación de hacerse cargo de cortar las malezas y mantener "prolijo" el lugar.
Oesquer sostiene que en promedio las industrias metalúrgicas de la región están trabajando en un 50/60 por ciento de su capacidad instalada. "Hay empresas que tenían a casi todo el personal haciendo horas extras. Hoy no saben qué tarea encomendarles para mantenerlos trabajando 8 horas, porque se le cayeron negocios, se les cerraron puertas y no tienen demanda para lo que producen", sostuvo.
Una conocida empresa fabricante de golosinas redujo su semana laboral a tres días, por tiempo todavía indeterminado, alegando distintas razones. Tampoco en este caso hubo conflicto público, pero en los bolsillos de los trabajadores el impacto es fácil de imaginar. Y la incertidumbre. Y el que puede, se busca otra cosa. Y de eso no se habla, al menos en los estamentos -oficiales y privados- donde la cuestión debería estar encendiendo todas las alertas porque, más temprano que tarde, habrá efectos colaterales en el entramado social de la ciudad.
Lo dijo el obispo Torres ante los concejales: "la demanda de asistencia creció en los últimos dos meses". Si alguno no lo escuchó, vale la pena que adviertan que si tiene cuatro patas y mueve la cola, no hace falta escucharlo ladrar: es perro.