
La ola de calor extremo que afectó a la provincia de Santa Fe durante el verano ha generado graves consecuencias en el sector tambero. En temas de producción, las vacas lecheras, especialmente la raza Holstein, tienen un rango de temperatura óptimo de entre 5 y 20 grados. Sin embargo, con temperaturas extremas que superan ampliamente ese umbral, los animales sufren de estrés térmico, lo que afecta su producción de leche y salud.
"Las temperaturas son muy superiores, por lo tanto hay condiciones de manejo con las vacas, mantenerlas con refrescado, con aspersión, con ventilación y con sombra artificial, es muy importante. Cuando se dan casos como estos, donde las temperaturas que hemos tenido durante este verano y también el verano anterior son olas de calor extremas, el animal realmente no tiene ninguna posibilidad de recuperación de su condición corporal ni a la noche", explicó Thomas.
Medidas para mitigar el impacto del calor y la infraestructura
Para minimizar los efectos del calor, los tambos deben tener sistemas de refrescamiento, como ventiladores industriales, aspersores y sombra artificial. En cuanto a la sombra natural de los árboles, Thomas advierte que la forestación natural, aunque es útil, puede generar problemas de barro y suciedad si muchos animales se cobijan en un mismo espacio. "Como cada vez los tambos tienen mayor cantidad de vacas, lo ideal es buscar la forma de instalar sombras artificiales ya sean corrales o de otra manera pero que tenga sombra artificial y que el animal tenga la posibilidad de tener dos cosas que son muy importantes: la aspersión y la ventilación previa al momento de ordeño" aclaró.
La hidratación también es fundamental. "Las vacas pueden consumir hasta 100 litros de agua por día, pero es clave que el agua esté fresca, disponible y limpia", señaló la especialista.
El impacto del calor en la alimentación y reproducción
El estrés térmico de las vacas no solo reduce el consumo de alimento, sino que también afecta la fisiología del animal lo que también genera poca producción de leche. "Bajo sistema pastoriles, cuando las vacas experimentan altas temperaturas, inmediatamente se produce lo que llamamos la disminución del consumo de alimentos. Si no les podemos dar la oportunidad de pastorear durante la noche, en el momento donde la temperatura es más baja, evidentemente no va a ser posible que consuma lo que necesita", detalló la consultora.
Para evitar una mayor caída en la producción, es clave ajustar la alimentación. "Si la comida es con el sistema en corral, se les suministra el alimento y tenemos que tener en cuenta que sea una dieta balanceada, es la dieta fría. Esa dieta va a ser no exigirle al animal que tenga alimentos con alto contenido de fibra que requieran mucha actividad digestiva", agregó.
El futuro de la producción lechera tras un verano extremo
Si bien el otoño traerá temperaturas más moderadas, las secuelas del verano seguirán afectando a los tambos. "El problema es el siguiente. El efecto de esas altas temperaturas durante el verano, enero y febrero, no se corrige enseguida. Necesita un periodo de recuperación en el animal. Y eso hace que vaya a ser paulatino el aumento de la producción y que obviamente la reproducción probablemente esté afectada.", finalizó Thomas.