Esta vez no hubo citas contrareloj ni apuros de última hora por correcciones "in extremis". A media mañana se anticipó que cerca de las 11 de este viernes, último día de plazo para la presentación del proyecto de presupuesto y de ordenanza tributaria, subirían al Concejo los funcionarios municipales responsables de hacer la entrega. Allí estuvieron el jefe de Gabinete, Marcelo Lombardo; la secretaria de Hacienda, Noelia Chiapero; así como Horacio Moscardo, Marcelo Barbero, Diego Rivero y otros integrantes del equipo técnico que trabajó en la elaboración de ambos proyectos.
El dato principal es la incertidumbre. El presupuesto no es otra cosa que un cálculo detallado de los montos que el Ejecutivo debe tener en cuenta para asegurar la funcionalidad del Estado y proyectar obras e inversiones. Por eso es un "pre-supuesto", donde se calculan esas erogaciones y los recursos con los que se contará. El Ejecutivo calculó casi 11.300 millones de pesos para todo el año, pero es una suma que depende de muchos factores, el principal de los cuales es la evolución de la situación económica y fundamentalmente de la inflación.
De esos 11.300 millones de pesos calculados como erogaciones, el municipio cuenta con recaudar, en la jurisdicción local, apenas 4.962 millones de pesos, que es bastante menos que la mitad. Eso siempre y cuando los componentes de esos recursos propios rindan de acuerdo a lo esperado. El principal de esos componentes es el Derecho de Registro e Inspección, que va atado directamente a la actividad económica. Y para el otro recurso importante, que es la Tasa General de Inmuebles, hay que contar con el voto de un Concejo dominado por la oposición, en un año electoral en el que JxC huele sangre y va por el poder local, tratando de terminar con 30 años de hegemonía peronista. Chiapero avisó que la fórmula polinómica para el primer semestre daría un aumento de la tasa superior al 40%, pero nada indica que los concejales opositores vayan a levantar la mano para convalidar ese incremento.
Los otros factores que ponen una luz de alerta sobre el presupuesto municipal son externos. Será el último año con Omar Perotti en la gobernación y eso le transmite al Ejecutivo municipal un colchón financiero muy especial para seguir sosteniendo el ritmo de obra pública que se ha cargado en sus espaldas el Estado provincial. En cambio, es menos seguro lo que pasará con los recursos nacionales. Hay un ítem en los trabajos públicos muy revelador: se propone una partida de cien millones de pesos para la refacción de la Terminal de Ómnibus. ¿Será el complemento de lo que promete aportar Nación, o es todo lo que se aportará desde el Estado?
El ritmo de la inflación, que este año podría llegar a los tres dígitos, es un tema. Los sueldos de los trabajadores municipales van atados a ese ritmo inflacionario y ningún intendente, incluido Castellano, querrá estar enemistado con sus trabajadores en un año en donde se jugarán las renovaciones de los mandatos.
El capítulo de las obras públicas tiene sus particularidades propias. Hay empresas que están sorprendiendo presentándosed a licitaciones con montos muy por encima de los presupuestos oficiales. La renovación de equipos -camiones, hormigoneras, motoniveladoras, grúas, etc.- se transformó en un dolor de cabeza: no hay ofertas, no hay precios y los procesos licitatorios, con sus plazos burocráticos, derivan en costos imposibles de asumir.
Por eso es importante saber que este presupuesto presentado, más allá de las declamaciones y los fundamentos políticos ya sabidos -apostar a la seguridad, la asistencia social, las obras, cultura, educación, etc.- suenan a un intenso "gre gre gre" para decir Gregorio. Se impone el "ver sobre la marcha" lo que vaya sucediendo, para conocer hasta dónde puede llegar la billetera del Estado local.
Es tiempo de mesuras y decisiones meditadas, porque las vacas están flacas y en el horizonte hay nubarrones que anuncian más sequías que alivios.