Así
como cuando tenemos fiebre sabemos que es un síntoma de que algo
aqueja a nuestro organismo, cuando una economía tiene inflación, es
el síntoma de que algo no anda bien en dicha economía. Si solo
trato el síntoma, este desaparecerá momentáneamente, pero no se
curará la enfermedad que lo causa.
La
inflación de los últimos tres meses promedia más de un 4%, es
decir, tuvimos en un mes la misma suba de precios que Brasil en todo
el 2020. Si ampliamos el horizonte y miramos años para atrás, con
distintos gobiernos, vemos que el síntoma inflacionario está
siempre presente, con la excepción del período en que Argentina
tuvo convertibilidad de su moneda, en la década de los noventa. Eso
nos indica que desde el fin de ese período tenemos la misma
enfermedad.
¿Que
era distinto en ese tiempo? Había una sencilla regla monetaria que
le impedía al político de turno, emitir moneda, sin emisión no
había inflación. Como no se podía emitir, estaba obligados a
gastar como máximo lo que se recaudaba o a tomar deuda para
financiar el déficit fiscal. La estabilidad de precios de ese
período se debía a que no crecía la base monetaria, excepto si
subía la producción de bienes, en ese caso, aumentaban los saldos
exportables, subían las reservas de dólares del BCRA y se podían
emitir pesos que tenían su contrapartida en bienes producidos,
manteniendo la relación, cantidad de bienes y servicios de una
economía, con la cantidad de moneda circulante.
Uno
de los principales argumentos que se esgrimían para abandonar la
convertibilidad fue precisamente el de no poder hacer política
monetaria, es decir, la posibilidad realizar mayor gasto desde las
cuentas públicas y financiarlo con emisión. Eso es monetizar el
déficit fiscal, cobrando un impuesto oculto a toda la ciudadanía,
que comúnmente llamamos inflación. Este dañino impuesto
inflacionario, es pagado por toda la población, pero afecta más
fuertemente a los sectores de menores ingresos, ya que al gastar la
mayoría de sus recursos en gastos corrientes (alimento, vestimenta,
etc.) no pueden protegerse de ésta. De esta manera, empoderás al
gobernante para que gaste recursos que no tienen contrapartida en
ingresos (impuestos), se financie emitiendo dinero espurio, y vía
inflación le quite a la sociedad lo que supuestamente le dio, además
de generar iniquidades en distintos sectores de la población.
En
los últimos diez años, el país tuvo déficit fiscal, en promedio
en todo ese período, lo recaudado por las arcas públicas, solo
alcanzó para financiar el setenta por ciento de éste, parte se
financió tomando préstamos y otra parte monetizando el déficit,
emitiendo. Toda la década sufrimos inflación.
Durante
el gobierno de Macri, se redujo la emisión, pero no se redujo el
gasto, por lo que este debió financiarse con deuda. Como esto fue
percibido por los agentes económicos y en especial luego de la
derrota en las PASO, con la expectativa que se vuelva a emitir a
destajo, aumentó la circulación del dinero. Los billetes pasaban de
mano en mano con mayor velocidad, tratando cada individuo de proteger
su riqueza comprando bienes y quien vendía no se quedaba con los
pesos ociosos, sino que salía nuevamente a convertir los mismos en
activos, físicos o financieros (dólares). Este aumento de velocidad
de circulación del dinero, generó un efecto similar al de la
emisión y se transformó en inflación, es decir, también la
inflación aquí es un fenómeno monetario.
El PBI del último año cayó más de un diez por ciento, esto
significa que la totalidad de bienes y servicios de la economía fue
un diez por ciento menor. Si la cantidad de dinero en circulación se
hubiese mantenido, habríamos sufrido inflación, ya que el mercado
puja por menos bienes con igual cantidad de dinero, generando un
nuevo precio de equilibrio para cada uno, ya que las variables que
influyen en cada mercado son precio y cantidad. Dado que la cantidad
de dinero se incrementó, la suba el índice de precios es todavía
mayor.
Las
palabras tienen un poder inmenso y solas pueden aclarar muchos
conceptos, observen el origen de la palabra inflación, el cual
proviene de “inflar” la cantidad de dinero de manera artificial.
¿La
inflación es siempre mala para la economía? ¿Podemos hacer buenos
negocios con inflación? Esto lo dejamos para otro análisis. Pero,
la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario.