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Opinión

La violencia nunca es el camino

Por Marcelo Arias. La noche del 1 de septiembre del 2022 sin dudas marcará un hecho histórico para todas y todos los argentinos. La noche en la que la violencia volvió a hacerse presente en nuestro país como nunca hubiésemos querido que ocurra, más allá de cualquier posicionamiento político. 

Nadie que se jacta de democrático o de ser parte de un estado que pone en el primer plano el respeto por las libertades y los derechos de todos y todas puede avalar tal grado de violencia. ¿Como los argentinos hemos llegado a este punto donde el odio, la grieta, la desconfianza, la mentira nos han invadido desde hace un tiempo? Hoy todos dudamos de todos a punto tal que en un momento en el que un individuo respondiendo, no sabemos a qué intereses o si lo hizo de manera individual por decirlo de alguna forma, pero con la clara intención de atentar contra la vida de la actual vicepresidenta, quien además representa a la personalidad política más destacada de nuestro país y de las más destacadas de  América Latina, algunos compatriotas pueden minimizar el hecho y hasta pregonar que fue armado o pensado para la distracción. Cómo algunos dirigentes políticos pueden minimizar lo sucedido y pretender sacar su tajada política de este intento de magnicidio. Todos y todas deberíamos estar consternados o al menos preocupados por semejante atentando  la institucionalidad de nuestro país. 

Un párrafo aparte merecen los discursos de odio de los medios de comunicación y de algunos que diciéndose comunicadores y tirando por tierra sus responsabilidad en el rol de formadores de opinión, usan los micrófonos, las cámaras y sus editoriales para profundizar ese odio y esa grieta que tanto daño nos ha hecho a las y los argentinos, respondiendo a intereses mezquinos y en consonancia con los grandes grupos de poder que quieren una Argentina para pocos y buscan avasallar y dejar afuera de todo a los que menos tienen coartando la posibilidad de un futuro medianamente vivible para muchos niños, niñas, adolescentes, ancianos y ancianas que hoy están sufriendo las consecuencias de una crisis que mucho tiene que ver con este odio y esas disputas de poder que tiene detrás claros intereses económicos. 

 

Las y los argentinos debemos entender que podemos tener infinidad de discrepancias, de visiones, de posiciones pero que para eso tenemos varias herramientas que permiten lograr los consensos que nos ayuden a construir una vida menos angustiosa y con más paz. Esas herramientas son las instituciones, los poderes independientes, pero creíbles y respetuosos unos de otros y tenemos una herramienta fundamental que es el voto y la elección de nuestros representantes que puedan discutir y consensuar las discrepancias en función de brindar una mejor vida al pueblo que también tiene un rol fundamental y es el de saber elegir y sobre todo tomar conciencia de lo que cada voto significa a la hora de construir una patria grande y soberana. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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