Se esperaba una sesión polémica en el Concejo, más allá de la emotividad del primer tramo, dedicado a los "Acordeones Solidarios". Sin embargo, la chispa que encendió el fuego no se dio entre los concejales que en estos días aparecen en todas las pancartas preelectorales, ni por la siempre candente cuestión de los aumentos de tasa de inmuebles, que ocuparon el centro de la agenda. Los chisporroteos cobraron la forma de unas pancartas con el rostro pidiendo Justicia por Cecilia, la mujer víctima de un cruel femicidio en Chaco, en un crimen cuya atrocidad viene asociada a los vínculos de los victimarios con el poder político de esa provincia. Y el fuego de la disputa no se apagó cuando se arrió la bandera, sino que continuó, con tonos elevados, recriminaciones cruzadas y pedidos de calma a los gritos por parte de las dos autoridades principales del cuerpo, el presidente Germán Bottero y la vicepresidenta primera, Brenda Vimo.
La decisión de colocar las pancartas fue de Alejandra Sagardoy. La concejala, que siempre fue coherente en sus luchas en defensa de los derechos de las mujeres y actuó en consecuencia -lo mismo que Soltermam y Vimo, las otras dos integrantes femeninas del Concejo, que siempre dejaron de lado sus diferencias partidarias y actuaron en conjunto, las tres, en cuestiones relacionadas con el género- pegó las pancartas en todas las bancas, incluidas las de Presidencia. Se extralimitó, porque de la misma manera algún concejal de otro partido podría haber colocado una pancarta adhiriendo a una causa cualquiera y a ningún colega le gustaría tenerla en su banca sin previa autorización. Luego del reconocimiento a los acordeones solitarios, las pancartas fueron retiradas tras una queja de Soltermam a la Presidencia.
Antes de terminar la sesión, Soltermam volvió a la carga. Consideró "una falta de respeto a la institucionalidad del Concejo" la pegatina de las pancartas sin consulta previa con el resto del cuerpo y aunque manifestó su coincidencia absoluta con el reclamo de Justicia por Cecilia, consideró que el Concejo debió pegar antes pancartas por "todas las rafaelinas víctimas de femicidio", y citó los nombres de todas las víctimas. Claramente, Soltermam dejó entrever que el caso Cecilia tiene connotaciones políticas que no debieron mezclarse en el debate parlamentario local, ni siquiera por la vía indirecta de las pancartas. La edil peronista responsabilizó directamente a Bottero, como presidente del cuerpo, por la pegatina inconsoluta.
Sagardoy casi no dejó terminar hablar a Soltermam. Apenas tuvo la palabra, disparó sin amagues: palabras más, palabras menos, atribuyó a Soltermam haber creído que estaba inaugurando la cuestión feminista en el Concejo por su sola llegada y recordó que desde sus tiempos como secretaria de bloque del propio Bottero -a quien acompaña desde 1999- siempre mantuvo una postura coherente y respetuosa de las políticas de género. "No voy a permitir que se desconozca mi trabajo junto a las mujeres, de lo que hago y lo que hice siempre", desafió. MIguel Destéfanis agregó una cuota de pimienta cuando le recordó a Soltermam que en algunas oportunidades "nos enteramos acá mismo de que se habían organizado reconocimientos a algunas instituciones" y que eso tampoco había sido una señal de respeto a la institucionalidad.
Bottero pareció cerrar el tema cuando le dio la razón a Soltermam sobre la cuestión formal de las pancartas en las bancas: "soy responsable", le dijo, y advirtió a los concejales que este tipo de pronunciamientos políticos deben ser consensuadas, o limitados a la banca en que cada uno está sentado. Leonardo Viotti fue a bajar la bandera en la ceremonia habitual y, cerrada la sesión, Sagardoy juntó sus carpetas y se retiró, no sin antes charlar en términos normales con Soltermam para dar punto final al tema.
¿Asunto terminado? Ni ahí. Soltermam quedó rumiando lo que le había dicho Destéfanis y le retrucó que "ni siquiera en el grupo de whatsapp que compartimos nos plantearon esto. Si querían pegar pancartas y estábamos todos de acuerdo, no había problemas. Pero ni siquiera lo comentaron. Se hablan un montón de boludeces en el grupo de whatsapp y esto ni lo mencionaron", le disparó. "Háganse cargo cuando se equivocan", insistió.
En la discusión se metió inesperadamente Franco Bertolín, el secretario del cuerpo. Aunque ya no estaban en sesión, Bertolín es un funcionario político, no un concejal. Se sumó a los argumentos de Destéfanis y se permitió advertir a Soltermam que algunas informalidades que son naturales del manejo del Concejo ya no serán toleradas. A Soltermam la advertencia le sonó a amenaza: "si quieren que no haya concesiones para nadie, no las habrá. Tampoco para ustedes", le disparó. Por detrás se escuchaban los llamados de atención de Brenda Vimo y de Germán Bottero: "basta, basta", gritaron al unísono, mientras Bottero, visiblemente molesto, también le llamaba la atención a Bertolín para que frenara una intervención que a todas luces estaba fuera de sus atribuciones, más allá de que la sesión ya había terminado.
Las pancartas hacía rato que ya habían desaparecido de las bancas. Por la dudas, los concejales candidatos ya habían hecho mutis por el foro...