El pasado 20 de mayo, el Juez José Luis Estévez absolvió a Sergio Fontaneto, conocido mediáticamente como “el tirador de barrio Mosconi”, y lo declaró inimputable, en el juicio que juzgaba su accionar la tarde del 18 de abril de 2022, cuando salió a la vereda de su casa ubicada en calle 26 de enero al 300, armado con una carabina calibre 22 y disparó contra sus vecinos.
En ese proceso, Fontaneto estaba acusado por los delitos de portación indebida de arma de fuego de uso civil, homicidio agravado por el empleo de arma de fuego en grado de tentativa reiterado, y resistencia a la autoridad todo en concurso real y en calidad de autor.
Sin embargo, a casi tres meses del fallo, regresó a una sala de audiencias. En esta ocasión, su abogado defensor, el Dr. Sergio Fregona, peticionó ante el juez de I.P.P. Nicolás Stegmayer, la libertad de su pupilo ya que todavía permanecía alojado en la Alcaidía de la Unidad Regional V de Policía.
De acuerdo con el planteo defensivo que pudo escuchar Rafaela Noticias de manera exclusiva, el fallo de Estévez ordenaba, en su parte resolutiva, que Fontaneto se sometiera a una evaluación de la Justa Especial de Salud Mental, para determinar si debía ser internado en una institución psiquiátrica o podía afrontar un tratamiento de manera ambulatoria.
¿El resultado de esa evaluación? Fontaneto está en condiciones para someterse al tratamiento y reinsertarse en la sociedad. Pero para que ello pueda ser efectivo, Fregona postuló que su defendido debía estar libre: “ambulatorio no es con esposas, en un patrullero y tras las rejas”, dijo.
Pese al rechazo de la Fiscal Lorena Korakis, Stegmayer resolvió otorgarle la libertad a Fontaneto, pero deberá cumplir un estricto tratamiento integral (que incluye entre otras medidas, visitas al psiquiatra y acompañamiento terapéutico), sumado a la prohibición de portar cualquier tipo de armas así como tampoco tiene permitido el contacto con víctimas y testigos de lo ocurrido.
¿Qué pasó ese día en barrio Mosconi?
Si bien todavía no están del todo claras las causas que llevaron a Fontaneto a actuar de la manera en que lo hizo, se sabe que, cerca de las 4 de la tarde de ese 18 de abril, el imputado divisó a una familia (a unos 24 metros de su casa) y empuñando una carabina calibre 22, efectuó múltiples disparos e hirió a varios de sus integrantes, así como también a una automovilista que pasaba por el lugar.
Minutos después, agentes del Cuerpo Guardia de Infantería que estaban en la zona, fueron comisionados por el 911 al lugar. Al llegar, se encontraron con una imagen digna de una película de acción: un hombre vestido de negro, con gafas de sol oscuras y portando lo que a primera vista parecía un rifle de asalto (aunque después se comprobó que era una carabina calibre 22).
Sin saber si Fontanero abriría fuego contra ellos, los agentes frenaron a escasos metros y se parapetaron tras las puertas del patrullero. A un lado, debajo de la galería de una casa, la familia de los heridos pedía una ambulancia a gritos. Pero la ayuda no podía ingresar hasta que el tirador sea reducido, lo que acotaba las opciones de los policías.
A medida que más refuerzos llegaban, se fue montando un perímetro de seguridad, con una particularidad que se ventiló en las audiencias del juicio: en el lugar, y para no estar en una desventaja en cuanto al poder de fuego, agentes de la Unidad Regional V de Policía dispusieron un tirador, armado con un fusil automático de combate FN FAL calibre 7,62 mm. listo para abatir a Fontanero si la situación se salía de control.
Las declaraciones de los agentes que participaron de las maniobras ese día relataron que pudieron reducir a Fontaneto gracias a una acción cinematográfica: mientras uno de los jefes del operativo intentaba dialogar con él, otro efectivo trepó por un techo vecino y, agazapado, esperó su momento. Cuando Fontaneto dejó el arma sobre una tapia, el policía saltó, tomó la carabina y la puso a resguardo. En ese instante, un enjambre de policías se abalanzó y lograron reducir al tirador de barrio Mosconi, que tuvo que ser de inmediato trasladado a la comisaría para evitar que vecinos lo linchen.
Lo que pasó después, ya se sabe. Fontaneto fue imputado a los pocos días y desde entonces, está privado de su libertad. La Fiscalía siempre habló de que Fontaneto "planificó su accionar", seleccionó "objetivos precisos" y efectuó múltiples disparos “dirigidos a causar la muerte” de sus vecinos. No obstante, su abogado defensor, desde un primer momento, postuló la idea de la inimputabilidad por el consumo de sustancias que lo ubicaban en un plano de irracionalidad y ausencia de juicio crítico; algo que terminó siendo reafirmado por el Juez Estévez al momento de la absolución.