El juez de Investigación Penal Preparatoria Dr. Javier Bottero dispuso la prisión preventiva por el plazo de 90 días de Brian Mendoza, un sujeto oriundo de Santa Fe que el pasado 7 de septiembre protagonizó un episodio poco común. Acompañado de cerca de una decena de sujetos que se movilizaban en motos de la misma marca y modelo, todos integrantes de una empresa santafesina que se dedicaría a cobranzas de deudores morosos, Mendoza se apersonó en un domicilio de calle Peterlín, en el barrio Zazpe, con intenciones de recuperar una moto presuntamente robada.
Según la descripción de los hechos que hizo el fiscal Juan Manuel Puig, cerca de las 13.30 de ese día Mendoza y la patota motorizada -con algunos integrantes que serían de origen colombiano- se presentaron en esa casa y haciendo sonar estridentemente sus bocinas y escapes llamaron la atención de la mujer dueña de casa, quien amedrentada por la presencia de los individuos, aceptó que dos de ellos ingresaran al domicilio para hacer una especie de "requisa civil", en busca de la moto supuestamente robada horas antes.
Uno de los sujetos -que resultó ser Mendoza- era el que estaba más exaltado. Comprobado que la moto no estaba en el lugar, el grupo se retiró, pero Mendoza procedió -según la presentación que hizo el fiscal en base a testigos del hecho- a extraer un arma del morral que llevaba. Era una pistola Taurus 9 mm, similar a las armas de uso reglamentario de la policía provincial, con la cual amenazó a la víctima.
El tema no quedó allí. Porque Mendoza, ya sin sus acompañantes, observó que el supuesto delincuente que le había robado la moto -que por otra parte nunca apareció- estaba saliendo de una casa vecina -donde vive su madre- y subiéndose al automóvil del abogado penalista Carlos Farías Demaldé, que previamente había dispuesto llevarlo a sede policial porque el muchacho se encontraba prófugo por otros hechos, con el fin de ponerlo a disposición de la justicia. Mendoza los siguió desde el Zazpe hasta la sede de la PDI, amenazándolos con el mismo arma de fuego exhibida anteriormente e incluso pretendiendo que se detengan: "paren o los cago a tiros", habría sido su advertencia. En ambos episodios se presentó como "policía", función que en realidad no cumple: sólo tiene familiares que revistan en la fuerza.
Escuchados los argumentos del fiscal y del abogado defensor santafesino Sergio Martín, todos por zoom, hablaron las víctimas. Y se generó un diálogo algo tenso entre Farías Demaldé y Martín, toda vez que el penalista rafaelino reiteró detalles muy precisos del carácter que tuvieron las amenazas y de cómo pudo colaborar en la detención de Mendoza: lo reconoció hace pocos días, cuando concurrió a hacer un trámite a la Comisaría Primera -los abogados penalistas, y más uno muy requerido como es el Dr. Farías Demaldé, van prácticamente todos los días a las dependencias policiales- y se topó con Mendoza. Allí mismo se ordenó la intervención de la Fiscalía y resultó que se dispuso el secuestro de la moto usada en el hecho, perteneciente a la empresa empleadora del imputado. El empleador hizo caso omiso a la orden judicial, cargó la moto en una chata y se la llevó del lugar, lo que implicó otro proceso para recuperar la moto como evidencia de los hechos.
Aunque también Mendoza habló y con tono muy apesadumbrado intentó convencer al juez de que no era "esa persona" que habían descripto las víctimas como violento y patotero que intentaba hacer justicia por mano propia a punta de pistola, no convenció: "Dios lo bendiga y le dé sabiduría en su decisión", le suplicó al juez, luego de presentarse como "un hombre bueno que soy inocente de todo y no tengo ninguna entrada en la policía".
Bottero resolvió la prisión preventiva porque consideró probada -en esta etapa de la investigación- la autoría material del hecho; estimó probable que la expectativa de pena sea de cumplimiento efectivo y consideró que existen elementos que inducen a pensar en la peligrosidad procesal que implicaría una libertad inmediata del detenido, teniendo en cuenta las actitudes que mostró respecto a las víctimas, interfiriendo no sólo en la acción de la Justicia, sino incluso amenazando a un abogado con un arma de fuego y pretendiendo resolver el tema del robo de una motocicleta por sí mismo.