El 24 de junio, en la cancha de Newell's se llevó a cabo la despedida del jugador Maxi Rodríguez. En la misma, participaron distintas figuras de los medios y del fútbol, entre ellos Lionel Scaloni, Lionel Messi y Ángel Di María.

Desde hace más de 20 años, la banda criminal conocida como Los Monos, liderada por miembros de la familia Cantero, ha estado operando en la estratégica ciudad de Rosario, Argentina.

Gracias a sofisticadas relaciones con miembros de las fuerzas de seguridad, empresarios y otras élites, así como al uso de la violencia, han logrado controlar economías ilegales como el microtráfico en vastas áreas de la ciudad. Sin embargo, su poder está siendo cuestionado debido a las acciones de la justicia y a que la mayoría de sus miembros se encuentran en prisión.

La historia criminal del clan Cantero, que lidera Los Monos, comenzó a finales de la década de 1990. En ese momento, bajo el mando del patriarca Ariel Cantero, alias "El Viejo", la familia proporcionaba servicios de seguridad en las zonas más marginadas de Rosario y coordinaba envíos de marihuana desde Paraguay.

La ubicación estratégica de Rosario ha convertido a la ciudad en un punto de tránsito para cargamentos de drogas procedentes de Bolivia y Paraguay, principalmente a través de la Ruta 34.

Fue a principios de 2004 cuando la banda decidió involucrarse en el lucrativo negocio del microtráfico en las áreas que controlaban. Aprovechando la alta pobreza y marginalización que existía en Argentina después de una grave crisis económica, Los Monos se establecieron como la autoridad de facto en extensas zonas del sur de Rosario.

Para expandir su negocio, reclutaron a jóvenes marginados para trabajar en los búnkers, pequeñas estructuras dispersas por las áreas marginales de Rosario donde se venden drogas en pequeñas cantidades. Estos jóvenes, conocidos como "soldaditos", realizaban tareas como el manejo de la droga en los búnkers.

El negocio de Los Monos prosperó y la banda se consolidó aún más. Sin embargo, dos asesinatos de alto perfil desencadenaron una ola de violencia y colocaron a Rosario y a Los Monos en el centro de la atención pública.

En septiembre de 2012, Martín Paz, alias "El Fantasma", fue asesinado a plena luz del día en el centro de Rosario. Se cree que El Fantasma estaba involucrado en actividades de lavado de dinero y transporte de drogas para Los Cantero, pero su conexión con la banda era más profunda al estar casado con la hermana de Claudio Ariel Cantero, alias "El Pájaro", en ese entonces líder de la banda.

Ocho meses después, en mayo de 2013, El Pájaro fue asesinado a tiros cuando salía de un club nocturno con amigos. Estos asesinatos desencadenaron una ola de violencia indiscriminada, con actos de venganza y disputas territoriales que llevaron la tasa de homicidios en Rosario a niveles mucho más altos que la media nacional.

La presión social generada por esta ola de violencia obligó a las autoridades a tomar medidas. En abril de 2014, se llevó a cabo una operación liderada por la Gendarmería Nacional para desmantelar los búnkers. Esta estrategia de militarización se ha mantenido en la administración actual.

El caso de Los Monos también dio lugar a una extensa y destacada investigación judicial basada en la interceptación de llamadas telefónicas. Esta investigación reveló una red criminal compleja que involucraba a bandas, policías, empresarios y políticos de Rosario y otras provincias de Argentina.

En 2018, los líderes de Los Monos, Guille y Monchi, fueron condenados a largas penas de prisión por asociación ilícita y homicidio. Otros miembros de la banda también recibieron condenas por delitos relacionados con el narcotráfico.

A pesar de que los líderes de la banda están tras las rejas, la violencia y los negocios ilegales continúan en Rosario. Las conexiones que establecieron desde la prisión sugieren que sus actividades criminales aún persisten.

A medida que el mercado de consumo de drogas sigue creciendo en Argentina, las bandas criminales de Rosario, incluyendo Los Monos, encuentran un terreno fértil para continuar operando. Aunque las sentencias de prisión han debilitado la estructura de la banda, su influencia y actividades ilícitas aún representan un desafío para las autoridades.