Los cruces entre oficialismo y oposición no quedaron entre las cuatro paredes del Concejo, sino que tuvieron fuertes repercusiones en las horas posteriores al debate. La CGT Regional Rafaela, cuyos dirigentes y activistas se convirtieron en protagonistas desde la barra del público con pullas, gritos y calificativos subidos de tono para los concejales oficialistas, utilizó el exabrupto de la concejala Carla Boidi -en medio del tumulto que generó entre los cegetistas cuando aludió a su presencia en el recinto "en horario de trabajo", los mandó a callar utilizando una frase de Moria Casán en los reality televisivos: "el decorado se calla"- para volver a poner el acento en el incremento de la tasa y en las políticas públicas locales: "El decorado alza la voz", dijo la CGT en su comunicado.
Antes, la UCR -a través de su Comité Rafaela, que preside Rita Bernhardt- había lanzado otro comunicado, titulado "Perro que ladra no muerde", que evitó pronunciarse sobre la cuestión de fondo y puso el acento en la metodología de la CGT: "Disfrazados de vecinos de Rafaela, la mayoría de los manifestantes no eran más que actores en una escena orquestada para desestabilizar al nuevo gobierno municipal", dijo la comunicacion de la UCR.
A continuación, los dos textos:
La voz del "decorado"
"Una vez más, el oficialismo local le da la espalda al pueblo. En la sesión de este jueves en el Concejo Municipal se vivieron momentos de tensión ante las reiteradas faltas de respeto de un grupo de concejales, no entendiendo nuestro rol ni nuestro reclamo como representantes de los trabajadores.
No hace falta describir el escenario critico que se vive en Argentina a nivel económico y social. No hace falta describir la terrible situación por la que atraviesan distintas empresas de Rafaela, en las que ya hay una gran cantidad de despidos y, en otras, en donde se viven las horas más difíciles porque los números no le cierran ni a empresarios ni a trabajadores. Ahí también estamos los Sindicatos dialogando y haciendo lo posible para que ningún trabajador ni su familia queden sin su fuente de sustento. Tal vez al oficialismo no le importe, porque ellos sí tienen garantizados sus onerosos ingresos mensuales (unos 2.5 millones al mes), sueldo que, les recordamos, le pagamos todos los trabajadores con nuestros aportes. La situación es crítica por donde se la mire, pero lo que no se puede tolerar es la falta de empatía y la profunda desconexión con la realidad de los trabajadores de quienes se dicen sus representantes.
Ya hay profundas muestras de por qué el 300% de incremento de la tasa municipal es abusivo. A quienes no le cierran los números es a los trabajadores, que vieron licuado su poder adquisitivo por las políticas de la motosierra, políticas que el Intendente Viotti y su equipo de concejales no solo adhieren, sino que ponen en práctica a diario: cada vez menos derechos y cada vez más cargas para la clase trabajadora. Ellos, que, paradójicamente, para ganarse la confianza del pueblo dijeron que venían a “cuidar sus bolsillos”.
Es de amplio conocimiento que las sesiones del Concejo son públicas, porque es el órgano democrático por excelencia. Sin embargo, en la sesión de ayer, al oficialismo local se lo vio cuanto menos incómodo con nuestra presencia en el recinto. Una presencia que tuvo como objetivo escuchar y tratar de comprender las razones ante el desmedido aumento de tributos. Lamentamos que quienes se dicen defensores de los ciudadanos, terminen embarrando la cancha…
Peyorativamente se nos acusa de ser trabajadores pagos, de vagos, se cuestiona la legitimidad que nos brinda cada trabajador con su voto cuando nos elige como sus representantes. La concejal Boidi, ironizó sobre nuestro trabajo y pretendió hacernos callar con una frase banal, jocosa… triste. El “decorado” se calla, dijo… Queremos expresar que la CGT no es “decorado” y mucho menos nos vamos a callar.
Defendemos a los trabajadores de la enorme quita de derechos que pretende hacer este gobierno y que tiene un correlato directo en nuestra ciudad. No nos vamos a callar y no vamos a ser cómplices de este aumento de la tasa del 300% desmedido y abusivo, que sigue licuando el ingreso de quienes trabajan y no llegan a fin de mes. No nos vamos a callar, como pretende el oficialismo local, para ser cómplices del mayor saqueo de la historia a los rafaelinos y rafaelinas.
Es muy fácil cuestionar esto, no solo atendemos a afiliados, sino a jubilados, esta situación no da para mas.
El concejo le da la espalda a pueblo, no solo por las reiteradas faltas de respeto que vivimos como representantes de los trabajadores, sino por como y de la manera abusiva de saquearle la plata a la gente.
Un lugar que debería ser de todos los rafaelinos, les molesta nuestra presencia porque pone en evidencia que quieren hacer a puertas cerradas el mayor saqueo de la historia.
Ladran, pero no muerden
La reciente movilización de la delegación de la CGT Rafaela hacia el Concejo Municipal, acompañada por el bloque peronista representado en ese órgano legislativo, ha despertado un sinnúmero de reflexiones y análisis. Disfrazados de vecinos de Rafaela, la mayoría de los manifestantes no eran más que actores en una escena orquestada para desestabilizar al nuevo gobierno municipal. En esta escena, los verdaderos vecinos eran pocos, opacados por la marea de individuos movilizados con fines políticos.
Durante la gestión anterior, cuando se gozaba de un superávit de más de 2 mil millones de pesos en reservas y se aplicaban constantes aumentos de tributos, el silencio de estos mismos actores era ensordecedor. Ahora, en lugar de dedicarse a la labor que les corresponde – trabajar para sus afiliados – la CGT Rafaela parece más interesada en jugar un papel en el tablero político, defendiendo los intereses de un partido que, tras 32 años en el poder, dejó huellas que distan mucho de ser transparentes. Pronto, esas huellas serán más visibles y comprendidas por todos.
El silencio de la CGT Rafaela y sus aliados, el bloque de concejales del partido peronista ante la grave denuncia por violencia de género presentada por la ex primera dama, Fabiola Yañez, contra el ex presidente Alberto Fernández es igualmente alarmante. Este silencio cómplice revela una falta de coherencia y compromiso con la lucha contra la violencia de género. No solo es el silencio lo que los identifica cuando la violencia se manifiesta dentro del signo político que los une, sino que en el día de hoy un representante de alto rango sindical agredió física y verbal a un funcionario del oficialismo
La movilización reciente deja en evidencia un hecho innegable: la gente ya no es tan ingenua. Los ciudadanos pueden ver a través de estos movimientos orquestados, reconociendo la manipulación y la hipocresía. El Concejo Municipal ha sido escenario de discusiones mucho más álgidas y preocupantes en el pasado, sin que la clase trabajadora o los verdaderos rafaelinos se movilizaran de esta manera. La coincidencia en la reciente movilización es demasiado evidente como para ser ignorada.
No se puede dejar de mencionar el rol del bloque justicialista en este movimiento orquestado. Su complicidad se hizo evidente al permitir que el debate sobre los tributos municipales se desordenara, intentando presentarse como los "buenos de la película". Esta maniobra busca desviar la atención y ganar simpatías, pero no pasa desapercibida para quienes observan con detenimiento.
Asimismo, la intolerancia y la violencia demostrada por la CGT Rafaela cuando algún concejal del oficialismo intentaba hablar es otra muestra de su verdadera naturaleza. Esta actitud solo refuerza la percepción de que están más interesados en recuperar privilegios que en contribuir constructivamente al debate político.
Este cambio de actitud revela su verdadera agenda. Charly García lo resumió bien en una de sus canciones: "Los dinosaurios van a desaparecer". La previsibilidad y la hipocresía de estos movimientos son de manual. La CGT debería enfocarse en trabajar para mejorar la realidad de sus afiliados que atraviesan por estos días momentos complejos donde el fantasma de los despidos y la desocupación se hace cada vez más presente.
La verdadera fuerza y cambio provienen del trabajo honesto y la representación genuina de los intereses de los afiliados. Es hora de que la CGT Rafaela recuerde su verdadero propósito y deje de lado las maniobras políticas que solo sirven para exponer su hipocresía. Ladran, pero no muerden.