El sábado 16, en el marco del Festival de Teatro, se presentó en el Cine Belgrano la murga: La Mistonga. Luego de su función, recapitulamos el significado del arte como protesta social.

Este estilo de murga es definido como un símbolo de manifestación sobre hechos que trascienden la estructura existente de una sociedad. Alzando la voz en reclamos que interpelan a todo habitante de un territorio, en este caso, Rafaela.

Con las interpretaciones de Ivana Aguirre, Lisandro Aimino, Rossana Espín, Verónica Alonso, Gabriela Roldán, Lucía Larramendi, Martín García, Lisandro Oregioni, Nazareno Vivas, Víctor Isaías, Matías Masín, Fernando Velásquez, Juan Manuel Romero (Bombo), Ariel Falchini (redoblante) y Fernando Velázquez (platillos); la murga comenzó con una canción en conjunto, y prosiguió así con distintos números donde se combinaba lo individual con lo grupal. La Mistonga sigue siendo una agrupación en proceso, cosas que se deben corregir y perfeccionar, pero, además de ello, es difícil no mencionar lo que causó en su público.

De todo un teatro lleno, con una capacidad de 1100 personas dentro de la sala, solo dos han expresado su descontento retirándose del lugar. El idealismo que se le adjudica a la murga de estilo uruguaya se desprende de un preconcepto político, añadiéndola a un espacio. La Mistonga, con su show “De sobremesa”, deja en claro que los reclamos que realizan a través de su canto son locales, necesarios para el futuro no muy lejano.

Teniendo en cuenta que esta murga se integra por personas que no están 100% abocadas a la música, desde ingenieros, psicólogos hasta periodistas, destacamos la participación y el punto en común que han encontrado con este espacio para poner “sobre la mesa” temáticas que necesitan su debate y visibilización.

Concluyendo, La Mistonga nos expuso lo que sucede en la ciudad, las problemáticas que nos rodean y deben tratarse. Lejos de la ideología, se trata de una sociedad, nuestra sociedad. La murga debe seguir creciendo, pero también, el Estado debe acompañar este proceso iniciando con la visibilidad e importancia que merece el arte callejero.