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Agroindustria

Descubriendo la verdad del tomate

Desde CASAFE plantean las alternativas de uno de los productos más consumidos en el país. Distintos orígenes, variedades, colores y sabores ofrece esta hortaliza de fruto tan demandada. Por Elida Thiery.

A partir de una campaña confusa de Greenpeace, desde hace algunos días se comenzó a mirar al tomate de otra manera, utilizando la imagen del pastelero Damián Betular.

 

Siempre nos preocupamos por el precio de esta hortaliza de fruto en determinados momentos del año, sobre todo cuando se atan a la cuestión climática, pero ahora se le cuestiona su aspecto y sabor intentando ligar estos cambios a los fitosanitarios, pero lejos de eso, todo depende de la producción, de la demanda, de la ubicación de los cultivares, pero sobre todo del aumento de la población y la necesidad de alimentos para llegar a todos.

 

El tomate es uno de los alimentos más consumidos del país, ya que gracias a la tecnología y ciencia aplicada se fueron adaptando a diferentes regiones climáticas, dependiendo de los tipos de fruto, generando disponibilidad durante todo el año con variedad en tipo, sabor y colores.

 

La Ing. Agr. Mariela Pletsch de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes elaboró un documento y también un video en el que se explican todas las controversias.

 

Se escucha muchas veces que la aplicación de fitosanitarios modifica el sabor y consistencia del tomate, pero esto no es cierto. "Hace años como Ing. agrónoma aprendí que el sabor depende de cinco factores: el principal es el tiempo de maduración en la planta. Es decir, cuanto más madura el tomate en la planta, más azúcares y sabor concentra. Luego le siguen la variedad o híbrido y la cantidad de exposición al sol. Por ejemplo, un tomate producido en invernadero y uno producido a campo son distintos entre sí. Los últimos dos elementos que determinan el sabor son la fertilidad del suelo y una buena polinización del cultivo".

 

"En lo que respecta a la consistencia interior, para que el tomate sea carnoso tiene que estar bien polinizado. Además, cuanto mejor fertilización y riego, más carnoso será. Esto también puede cambiar según el tipo tomate".

 

Existe un pensamiento ilusorio respecto a la producción orgánica y agroecológica, creyendo que estas estrategias jamás recuerren a fertilizaciones o productos que combatan malezas o plagas.

"Hay más de una forma de producir el tomate. Entre ellas se encuentran: la convencional, la orgánica y la agroecológica. Cada una de ellas tiene distintas características, pero son todas complementarias. En todas se usan productos fitosanitarios, que son sustancias que protegen a los tomates de enfermedades y plagas, permiten producirlos a gran escala", explicó Pletsch.

 

"La producción comercial del tomate puede ser a campo o en invernadero; y es prácticamente inviable sin fitosanitarios ni fertilizantes. Solo es posible a escala pequeña, a nivel familiar, porque no alcanza los rendimientos potenciales del cultivo".

 

La sanidad y seguridad de los alimentos se determina por las prácticas con las que se trabaja y no por el tipo de producción utilizado.

 

"Esta es la verdad del tomate. La que viví en la huerta de mis padres, la que aprendí como estudiante e Ingeniería Agronómica, y la que me apasionó tanto que hoy también la comparto en mis horas como docente en horticultura en la Universidad Nacional del Nordeste. Y ahora la transmito a todos ustedes para que comprendamos más sobre este alimento tan noble y cambiemos mitos por conocimiento".

 

Cualquier producto que se produzca de forma responsable será rico y saludable, por eso esta especialista recomienda intentar la producción del tomate que mas guste, ajustando sus prácticas productivas a la forma correcta para su consumo posterior.

 

El material se puede consultar en el sitio https://www.casafe.org/laverdaddeltomate/

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