A las 9 y media de la noche de este jueves, el barrio 9 de julio parece un barrio. Como los de antes, como los que ya casi no se ven a esa hora. Vecinos sentados en las veredas, con las puertas abiertas de par en par; niños jugando con sus pelotas, adolescentes mirando el celular sentados en las ventanas. Incluso estuvieron los que se animaron a la picadita al aire libre y por supuesto no faltaron las rondas de mates.
En los tiempos que corren, hacer todo eso parece ser algo de alto riesgo, y así lo es. Cualquier descuido puede ser aprovechado por los delincuentes para arrebatar, para entrar a una casa, para lastimar a alguien, para llevarse un teléfono, una computadora, una billetera... la tranquilidad, la libertad.
Es por eso, que vecinos de las calles 25 de mayo, Pfeiffer, Almafuerte, y otras del barrio 9 de julio, quisieron demostrar que no quieren resignarse a perder la vida de barrio. Que no están dispuestos a vivir encerrados en sus casas mientras los delincuentes andan libres por las calles, que no quieren dejar de hacer lo que siempre hicieron, sólo por miedo. Al menos por un día, al menos por una noche, al menos por unas horas, quisieron sentirse dueños de la calle. La consigna fue "ocupar el lugar que nos corresponde", el lugar que les fue robando la delincuencia.
Pero sin dudas, también fue un mensaje para las autoridades, un llamado de atención más para que tomen cartas en el asunto y se pongan de acuerdo para combatir la inseguridad.
No hubo carteles, no hubo banderas políticas, no hubo insultos, ni gritos. Todo fue pacífico, pero contundente: "Los ciudadanos tenemos derecho a vivir seguros, tranquilos y en libertad".
