En una noche que debería haber estado llena de emociones deportivas, el Estadio German Soltermann del Club 9 de Julio se convirtió en el escenario de un desorden de proporciones alarmantes. Minutos antes del inicio del enfrentamiento entre el 9 de Julio y Peñarol, la situación se tornó caótica cuando un grupo de hinchas del equipo visitante irrumpió en el campo de juego
Las banderas que estaban en el sector destinado al club local fueron el objetivo de los hinchas de Peñarol, quienes lograron llegar hasta ellas. Este acto desencadenó una serie de eventos aún más desafortunados: los aficionados invadieron el campo de juego y finalmente llegaron hasta la tribuna opuesta. La situación se volvió rápidamente violenta, con ambas parcialidades protagonizando enfrentamientos que dejaron daños considerables en la infraestructura del estadio.
Las mamposterías sufrieron daños evidentes, los artefactos de los baños resultaron destruidos y las tablas de las tribunas fueron utilizadas no solo como herramientas de enfrentamiento entre los seguidores, sino también como armas que arrojaron contra el personal policial presente para mantener el orden. Durante varios minutos, la tensión fue palpable mientras las autoridades luchaban por restablecer la calma y la seguridad.
El partido, que ni siquiera tuvo la oportunidad de comenzar, debio ser suspendido debido a la magnitud de los incidentes. Como resultado de la violencia desatada, las fuerzas de seguridad lograron aprehender a dos individuos involucrados en los disturbios, quienes fueron trasladados a la sede policial. Una vez informado de la situación, el Fiscal de turno, ordenó la detención de ambos sujetos y su posterior remisión a la Alcaidía.