Personal de la Subcomisaría 1° fue comisionado a la intersección de las calles B. Manera y Buffa por una llamada al despacho 911. Al llegar al lugar, se encontraron con personal de GUR, un joven y el propietario de una obra. Este último informó que, durante la tarde, un vecino le había llamado para advertirle que había gente en su obra cargando los ladrillos que estaban en el terreno.
El propietario se dirigió inmediatamente al lugar, donde ya se encontraba personal municipal junto a un individuo, quien explicó que estaba en la obra esperando a su cuñado, que supuestamente había comprado 1500 ladrillos por $45,000. Según su relato, junto al vendedor (de quien desconocía los datos), habían cargado la mitad de los elementos en un flete contratado, descargándolos en una propiedad en calle S. de Iriondo al 2000, y regresaron a la obra para buscar el resto, esperando la llegada del flete.
El personal actuante solicitó colaboración adicional al 911, y se envió un móvil a la calle S. de Iriondo, donde se entrevistaron con la propietaria del lugar. Ella manifestó que el flete ya no estaba allí, ya que su pareja había descargado los ladrillos minutos antes y se había dirigido de nuevo a la obra para buscar el resto. Al llamar a su pareja, ella confirmó que este no estaba con el vendedor, ya que el hombre había detenido el flete en la intersección de las calles Tucumán y B. Manera y luego se había ido.
El fiscal en turno fue informado y dio directivas a seguir. Momentos después, los uniformados se presentaron en calle S. de Iriondo al 2000 y procedieron al secuestro formal de 340 ladrillos comunes de construcción, en presencia de testigos, y los trasladaron a la sede policial. Posteriormente, por orden del fiscal interviniente, los ladrillos fueron entregados al propietario.
