La gente que trabaja desde la madrugada y hasta la noche necesita en algún momento del día hacer una pausa para un descanso. La siesta es un rito impuesto en muchos hogares y quién no dice alguna vez: "no funciono bien si no me tiro a `pegar los ojos`aunque sea un ratito". Pues bien, los que no pegan los ojos son los delincuentes.
En la siesta de este viernes, uno de esos individuos que "tantea" puertas al azar o va "chequeando" cada por casa para ver si puede aprovechar algún descuido se encontró con la forma de ingresar a un domicilio de Champagnat al 1.100, para llevarse una notebook y una billetera que encontró mano. La desagradable sorpresa se la llevó la dueña de casa, que al despertar se encontró con la mala nueva.