Cansados de dar a conocer cada delito que se comete en la ciudad, desde RAFAELA NOTICIAS se realiza un breve comentario acerca de un robo, simple para muchos (cuestión que no debe serlo), pero que representa dolor, bronca, impotencia, sufrimiento y, lo peor de todo, miedo.
Una chica joven, humilde, con ilusiones, sueños, historias por contar, iniciaba este 2019 su cursillo de ingreso en el Instituto Tecnológico que se encuentra en el PAER. Quién diría que ella se encontraría con uno de los momentos más traumáticos de su vida: un robo.
Estaba en su bicicleta y solo le quedaba una cuadra para llegar al establecimiento educativo cuando fue sorprendida por dos “inadaptados sociales”, los cuales jamás entenderán lo que representa realmente el esfuerzo de un padre, madre, hijo o familiar que se encuentra detrás de ellos. ¿Por qué referirse de esa forma de estos dos “subdesarrollados”? (expresión utilizada por un director técnico muy conocido en el ambiente futbolístico) Simplemente debido a que le robaron no solo a una persona, sino también a una estudiante que busca crecer y formarse en su carrera con el fin de obtener un mejor futuro para ella y su familia.
Le quitaron su medio de transporte para circular por la localidad, la amenazaron y la intimidaron con un cuchillo mientras ellos transitaban en una motocicleta. Poco les importa ya que seguramente nunca razonaron o valoraron acerca del esfuerzo que existe detrás de un verdadero logro (no sólo porque se trató de una bicicleta), sino también de dos padres que dieron y siguen aportando todo para que su hija continúe con sus estudios y así, ella misma, consiga progresar en su vida.
¿Qué deja un robo?
Miedo: ¿Quién ayuda a la chica a sobrepasar este momento tan traumático? ¿Cómo hacer para que no baje los brazos? ¿Quién la acompaña para apoyarla y así evitar que abandone todo por dos desgraciados?
Bronca, impotencia: Nadie está preparado para que en un abrir y cerrar de ojos aparezca alguien y te quite lo poco, o mucho, que uno tiene. La violencia al utilizar un cuchillo para atacar a una joven, ¿Qué sentirán sus padres y sus seres más queridos? ¿Por qué tanta impunidad?
Desolación: Nadie se hace cargo de la seguridad. Nadie. Políticos, fuerzas policiales, de prevención, seguridad, todos hablan, ninguno actúa. Mentiras, peleas, enojos, discusiones, todo un circo mediático en el que caemos todos los ciudadanos. Como si fuéramos incrédulos de sus farsas en cuanto a “planes de seguridad”, “en busca de responsables”, “acusaciones”, “pocas ideas”, “emergencia en seguridad”, “histéricos” e “histeria”, “preocupación”, “cansados”, todos términos y expresiones comunes utilizadas en los últimos días por la mayoría de los involucrados en la clase política. La pregunta sería la siguiente: ¿Cuáles son las razones por las que, hasta el día de hoy, no tomaron una verdadera decisión para acabar con la constante y creciente inseguridad? Es común verlos declarando en los medios de comunicación, cargándole la culpa a otro y desligándose de la problemática. Lo que la gente pide, además de las renuncias correspondientes, es que actúen. Sin embargo, parece que es cómodo mirar hacia otro lado, inculpar al de la vereda de enfrente, pedir la destitución de un dirigente, actor, encargado y/o responsable de la “realidad social” que abordan los medios, mientras siguen cobrando sueldos y engrosando sus bolsillos.
¿Hace falta mencionar o explicar el dolor de esta nota?
Por última vez, ¿Nadie piensa hacerse cargo de la seguridad de los ciudadanos?