Dos crímenes en 7 horas en un mismo barrio, ocurridos entre sábado y domingo en el barrio Acapulco de Josefina, fueron la gota que rebasó el vaso y puso de relieve los gravísimos problemas que afronta esa zona del departamento Castellanos. La crisis motivó al fiscal regional Carlos Vottero a convocar, para el mediodía de este lunes, a representantes del poder político, legislativo y del Ministerio de Seguridad de la provincia, con el fin de plantear el difícil coyuntura para intentar aplicar medidas paliativas que contribuyan a recuperar la paz social y la seguridad en una zona altamente conflictiva.
Al encuentro fueron citados el intendente de Frontera, Oscar Martínez; la presidenta comunal de Josefina, Jorgelina Sicardi; representantes del Ministerio de Seguridad de la provincia; el jefe de la Regional V, Víctor Rivero, e integrantes de la plana mayor; el jefe de la PDI; representantes de Gendarmería Nacional, Policía Federal, entre otros.
Crímenes bajo investigación
En principio, los crímenes de Milagros Vásquez y José Sebastián Ramírez, ocurridos entre la noche del sábado y la madrugada del domingo en el barrio Acapulco, de Josefina, no están relacionados entre sí. La investigación está a cargo del fiscal especial de Homicidios, Martín Castellano, aunque inicialmente los primeros procedimientos los ordenó la fiscal Fabiana Bertero, quien se encontraba de guardia.
El barrio Acapulco, de Josefina, forma parte del mismo conglomerado urbano de San Francisco y Frontera, separado de estas localidades jurisdiccionalmente por el límite interprovincial (en el caso de San Francisco) y por la RN 19 (respecto de Frontera). El centro cívico de Josefina, en cambio, está ubicado a varios kilómetros hacia el Norte.
Frontera y Josefina dependen administrativamente de Santa Fe. Para esa zona hay una fiscalía especial, que está vacante desde que Nicolás Stegmayer fue promovido a juez.
El gran problema de ambas localidades es que los limites interprovinciales son usados por delincuentes para pasar de una jurisdicción a otra. Además, hay graves problemas sociales, y de tráfico de estupefacientes. Todo esto forma un combo explosivo que ha transformado a esa zona en un punto de extrema peligrosidad, con delitos graves como los crímenes de este fin de semana, cometidos con pocas horas de diferencia a unos pocos metros uno de otro, en circunstancias distintas y con mecánicas también diferentes.
La idea es que se puedan obtener respuestas urgentes, comenzando por un fuerte refuerzo de la policía provincial y del despliegue de fuerzas federales. Hasta ahora, la provincia concentró todo el esfuerzo en bajar la conflictividad criminal en Rosario y Santa Fe, pero este punto del departamento Castellanos requiere idéntico tipo de abordajes, más allá de la escala de población entre las grandes urbes y lo que pasa en el Oeste del departamento Castellanos.
