Por Julio Armando
Ya de por sí, vivir un hecho de inseguridad es algo angustiante, pero si luego de eso uno siente que no se hace todo lo posible para recuperar lo robado, la situación se agrava. Eso es al menos lo que siente Macarena Lionetto y su familia, que viven en Iturraspe al 1.500 en barrio Güemes. El martes, cerca de las 4 de la madrugada, se encontraron con que ladrones habían roto el portón del garaje y sustraído la bicicleta SLP rodado 24 de su hija de 7 años, además de una hidrolavadora perteneciente a su padre.
“A las 4:20 de la mañana me llamó el chico del frente, el panadero, que somos vecinos de siempre, para decirme que teníamos el portón abierto”, relató Macarena en una entrevista exclusiva con RAFAELA NOTICIAS. “Nos levantamos todos, abrimos la puerta y nos encontramos con que faltaba la bici de mi nena y la hidro. Es una impotencia que no se puede explicar”.
Tras el robo, llamaron a la GUR, que llegó rápidamente junto con el comando. Sin embargo, la respuesta inicial fue desalentadora: “Nos dijeron que para revisar las cámaras teníamos que ir a hacer la denuncia, y que ellos avisarían a la comisaría 13. Pero ya durante la mañana, cuando hablo con la comisaría, no sabían nada”, contó Macarena. Esta falta de comunicación entre las fuerzas fue el primer obstáculo que enfrentó.
Macarena hizo la denuncia en el Centro Territorial ubicado en calle Las Heras y comenzó a movilizarse por su cuenta. “El martes publiqué la bici por las redes sociales y empezó a compartirse rápido. A las pocas horas, los vecinos me escribieron diciendo que la habían visto. Una chica me contó que a las 3 de la mañana vio a tres personas pasando con la bici y la hidro arriba. Otra vecina me dijo que le habían ofrecido la bicicleta y hasta le mandaron fotos. Era la de mi nena. Sabía dónde estaba”.
Con esta información, Macarena volvió a la comisaría, pero encontró nuevamente un freno a cualquier acción inmediata. “Me tomaron una ampliación de denuncia, pero me dijeron que no podían acompañarme porque necesitaban la orden de la Fiscal. Fui a la PDI, me tomaron otra ampliación, pero tampoco avanzaron. Mientras tanto, los ladrones seguían paseando por el barrio como si nada”.
Finalmente, la policía realizó una requisa en las viviendas señaladas. Sin embargo, no encontraron nada. “Mientras estaban haciendo la requisa, la persona que publicaba la bicicleta pasaba por mi casa y nos miraba. Era una burla. Les avise, pero no hicieron nada”, lamentó Macarena. A esa altura ya habían pasado más de 12 horas del robo.
La impotencia de la familia creció al descubrir que en las cámaras de seguridad que hay en Iturraspe y Luis Maggi se ven claramente a los ladrones caminando con los objetos robados. “La policía sabe quiénes son, los vecinos también. Es más, hasta conocen sus direcciones. Pero no pasa nada. Admitieron que vendieron la bici, pero no quieren decir a quién. ¿Por qué no los detienen? Es como si nadie quisiera hacer nada”, cuestionó.
La situación afecta profundamente a la familia, especialmente a la hija de 7 años. “Ella todos los días pregunta cuándo va a volver su bici. Fue un regalo de su papá, y aunque no sea algo de gran valor económico, para nosotros significa mucho. Nos cuesta trabajar para tener nuestras cosas, y que alguien venga y se las lleve así, duele mucho”, confesó Macarena. Además del robo, ahora la familia tiene que afrontar el costo de reparar el portón, que es elevado.
El caso de la familia Lionetto no es aislado. “No somos los únicos. Estos mismos ladrones están robando a todos en el barrio. Todos saben quiénes son, pero nadie hace nada. Esto tiene que terminar”, concluyó, con esperanza de que su historia sea un llamado a la acción y que pueda al menos recuperar lo que le robaron.