No deja de sorprender la impunidad con que actúan algunos delincuentes, sin escrúpulos y decididos a llegar a su objetivo sin importar los obstáculos que tengan que sortear. En este caso el hecho ocurrió en la tarde de este jueves en una vivienda del barrio Alberdi, de la cual no daremos mayores precisiones por pedido de sus propietarios. Lo que sí nos parece significativo es contar lo sucedido para poner a la luz los diferentes hechos de inseguridad que se vienen dando en la ciudad y para los cuáles parece que ya no alcanzan los sistemas de seguridad tradicionales que se instalan en las viviendas. En este caso un sujeto se bajó de una moto, que manejaba su cómplice, y “barreteó” la puerta del frente de una vivienda. Pero no cualquier vivienda, sino una que se ubica en el radio céntrico de la ciudad a pocas cuadras de avenida Santa Fe y en una calle transitada. Al forcejear la puerta y entrar comenzó a sonar el sistema de alarma que posee la casa y que se encontraba conectado ante la ausencia de sus moradores. Pero esto tampoco fue impedimento para que el malviviente siguiera adelante con su cometido. Calculando seguramente el tiempo desde que se activó el dispositivo de seguridad hasta la llegada de la policía, el sujeto en cuestión cargó entre sus brazos un televisor, se subió a la moto y huyó junto con su cómplice. Sí, con un televisor en brazos por el centro de la ciudad y en plena tarde. Difícil de explicar este hecho desde la lógica de un ciudadano común que día a día sale a trabajar para ganarse el pan, pero fácil de explicar desde la perspectiva de aquellos que hacen del delito su estilo de vida y están dispuesto a correr cualquier límite o asumir cualquier riesgo para llevar a cabo su cometido. Es cierto que si no habría alarma el “desastre” podría haber sido mayor, pero no es menos cierto que los ciudadanos cada vez gastamos más en seguridad, cada vez nos volvemos más paranoicos para extremar los cuidados, y aún así no podemos sentirnos seguros.