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Opinión

Su familia lo buscó 13 meses: estaba enterrado como NN

Mauricio Oliver salió de su casa en Malvinas Argentinas el 6 de mayo de 2014. La búsqueda de paradero llevó un año y un mes. Hace dos semanas, la Justicia confirmó que estaba enterrado como NN. Había fallecido al día siguiente de su desaparición, a dos estaciones de su hogar.

Mauricio Oliver salió de su casa en Adolfo Sourdeaux, partido de Malvinas Argentinas, la noche del 6 de mayo de 2014. Algunas horas más tarde, en la estación de tren Vicealmirante Montes de Don Torcuato, partido de Tigre, sufrió un accidente ferroviario y murió. Pero fue identificado recién hace dos semanas. Durante un año y un mes, Mauricio estuvo desaparecido y su familia lo buscó con desesperación. Su cuerpo estaba enterrado como NN en el cementerio de Benavídez.  

 

La causa por la búsqueda de paradero estaba radicada en la Unidad Funcional de Instrucción 22 de Malvinas Argentinas, a cargo de Fernando Corda. Casi un año después de la desaparición de Mauricio, el fiscal envió oficios a los distritos judiciales vecinos. Recién entonces los datos de la búsqueda de paradero se cruzaron con los de los NN registrados en el distrito judicial de San Isidro, donde el fiscal de Don Torcuato -Cosme Iribarren- remitió la información de un cadáver hallado el 7 de mayo de 2014 en la estación del Belgrano Norte de esa localidad. Mauricio había fallecido al día siguiente de la desaparición, a 25 cuadras de su casa.

 

"Cuando él desapareció, su familia hizo la denuncia y el fiscal tenía que hacer la búsqueda de paradero: enviar oficios, pedir las cámaras, realizar cotejos de huellas. A los seis meses, ante la inacción de la fiscalía, la familia se presentó como particular damnificada para movilizar las cosas", contó a este diario Adriana Mac Donell, abogada de los Oliver. "Ninguno de los dos fiscales -ni el de Malvinas Argentina ni el de Don Torcuato- mandó la información al distrito vecino. Si ellos hubieran hecho esto al día siguiente, la familia no hubiera pasado tanto tiempo buscando", advirtió la letrada. De todos modos, destacó la labor del fiscal Iribarren por agilizar los análisis que permitieron confirmar la identificación de Mauricio una vez encontrado el cuerpo. Estaba registrado como un NN de entre 25 y 30 años, aunque él tenía 20 y tatuajes claramente identificables: el nombre "Ludmila" en la clavícula izquierda y dos palmeras con el nombre "Dylan" en el hombro derecho.

 

"Se pidió muchas veces el cotejo de huellas con cementerios, hospitales, comisarías donde pudiera estar él. Es lo primero que se hace. Pero en este caso no se hizo. Lo único que hacían era enviarme un patrullero a mi casa para preguntarnos si sabíamos algo de él. A los seis meses pusimos abogado y recién ahí se empezó a mover la causa", relató Noelia Oliver, hermana de Mauricio, a El Argentino Zona Norte. Ella estuvo al frente de la búsqueda, la llevó a los medios, la difundió por las redes sociales y se movilizó hacia cada lugar desde donde llegaba alguna información sobre su posible paradero.

 

Mauricio vivía con sus padres y solía ir a la casa de sus amigos, nunca sin avisar. La noche en que desapareció, dijo que se iba a tomar el tren para encontrarse con ellos en Don Torcuato. Nunca llegó a destino. El joven era esquizofrénico, hacía changas y estaba de novio. "Cuando buscás a una persona y decís que estuvo en una clínica de rehabilitación, no lo buscan más. Los propios policías de la DDI de San Miguel le dijeron a Noelia 'tu hermano seguro está de joda'. Esas eran las personas que ponía el Estado como encargadas de la búsqueda", denunció la abogada Mac Donell. Además, señaló que durante los primeros diez meses el rastreo se hizo con un número de documento errado, porque habían tomado mal los datos en la Comisaría de Polvorines, donde se radicó la denuncia. Mac Donell también resaltó que cuando se hizo cargo del caso le solicitó a Ferrovías las imágenes de las cámaras de seguridad de la estación y la empresa tardó siete meses en responder que no las tenía.

 

Desde que los análisis permitieron confirmar que el cadáver hallado pertenecía a Mauricio, hace dos semanas, su familia comenzó a tramitar el certificado de defunción. "Queremos que le pongan su nombre y deje de ser un NN", pidió su hermana Noelia. Pese a las deficiencias de la investigación, que llevaron a su familia a lidiar con una desaparición durante un año y medio, la joven descartó que estén por realizar algún tipo de denuncia. "Nada de lo que se pueda hacer ahora me va a devolver a mi hermano", se lamentó.

 

 

 

Otros desaparecidos enterrados sin identificación

 

El caso de Mauricio Oliver no es único. En los últimos meses, una cantidad alarmante de desaparecidos fue encontrada como NN en distintos cementerios, luego de búsquedas policiales y judiciales inoperantes. Jennifer Cadillo desapareció en enero en la localidad de Boulogne y su cuerpo fue encontrado en mayo, enterrado como NN en el cementerio de Merlo. Lo mismo ocurrió con Darío Luquez, cuyo cadáver apareció en marzo en el cementerio de Mar de Ajó: su familia lo buscaba desde hacía ocho meses. El caso más emblemático fue el de Luciano Arruga, el adolescente de Lomas del Mirador que estuvo casi seis años desaparecido hasta ser hallado en el cementerio de Chacarita. Su familia impulsó el reclamo por un registro nacional de NN.

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