Con el argumento de que Rosario es cada vez más insegura, y amparados en la ola de hechos de violencia que vienen produciéndose en la ciudad y sus alrededores, algunas empresas de seguridad se llenan los bolsillos alimentándose del miedo que los habitantes parecen sentir de manera cada vez más creciente. “A río revuelto, ganancia de pescadores”, dice el dicho, y esto parece haber sido entendido perfectamente por algunas firmas que ofrecen sus servicios de manera masiva a través de avisos publicitarios, avalados por la cada vez menor legitimidad de la policía santafesina en los territorios.
El último capricho de la psicosis por la inseguridad –aunque amparado en un miedo legítimo- fue cometido por los vecinos de un complejo de departamentos de Puerto Norte, que contrataron a una empresa para electrificar un cerco perimetral que rodea los edificios donde viven unas 200 familias. Los vecinos del complejo Condominios del Alto ya tenían rejas, cámaras y una alarma monitoreada, pero luego de una serie de robos de elementos de sus jardines, decidieron tener rejas eléctricas. Algunos actores –políticos y civiles- marcaron que la medida no parece razonable, y la tildaron de “aislacionista”. Por otra parte, existe el planteo de que la instalación del cerco debería ser regulada, ante la ausencia de normativa vigente.
“Efecto disuasivo”
Ni bien instalada la polémica, desde la firma que colocó el dispositivo quisieron poner paños fríos a la situación y minimizaron el peligro que genera. Su titular Leandro Aguilera, aclaró que “tiene efecto disuasivo” y que “no genera riesgos” para las personas.
“No está electrificada la reja, sino que es un sistema que está aislado, por afuera. Cualquiera puede tocarla y no le genera nada. Es muy seguro para las personas”, señaló Aguilera a LT8.
El ingeniero señaló incluso que el sistema es ecológico, ya que trabaja con energías renovables -está alimentado con energía solar- que trabaja en 12 voltios, “lo que impide cualquier riesgo eléctrico para las personas”. Además, indicó que está ubicado “por encima de los dos metros de altura y del lado de las propiedades”.
“Cuando alguien toca o corta el cerco que está por sobre la reja, donde están los hilos de acero trenzado que están completamente aislados del resto, se activa una alarma. Y si alguien lo toca le da una pequeña descarga, pero no le va a hacer mal, ni dañar, ni matar a nadie. Simplemente es una pequeña descarga que impide que alguien pueda pasar esa barrera”, explicó.
El propietario de la empresa destacó que se trata de un sistema que desde hace tiempo se viene instalando en varias ciudades, pero que es una novedad en Rosario, donde –adujo- no hay reglamentaciones al respecto. “La ciudad no tiene una normativa que regule los cercos electrificados. Entonces lo que hacemos es basarnos en normativas internacionales”, agregó.
Vacío legal
Autoridades provinciales también se sumaron al debate por la llamativa –y escandalosa- medida. Desde el Ministerio de Seguridad aceptaron que en la ciudad hay un vacío legal al respecto, ya que no está prohibida la instalación de cercos electrificados, aunque advirtieron que “desaconsejan” la colocación de este tipo de dispositivos.
“Tenemos entendido que no hay reglamentación al respecto y me parece que es una materia a entrar a debatir”, señaló el director provincial de Seguridad Comunitaria, Pablo Suárez.
El funcionario admitió que la Provincia no posee herramientas “para reglamentar estas cuestiones”, pero que se deberán generar canales de diálogo con el municipio de Rosario “para ver si se puede adecuar a las leyes vigentes, porque es evidente que no está prohibido”.
“Nosotros no aconsejamos este tipo elementos. Lo que auspiciamos es mayor control preventivo por parte de las fuerzas públicas y un mayor diálogo y facilitación de la palabra entre los vecinos”, cerró Suárez.