Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Opinión

Kirchnerismo, soja y leyendas argentinas

Sr. Director:

Permítasenos, por favor, a los que defendemos el modelo (con sentido crítico, desde luego, como hemos obrado siempre a lo largo y ancho de 35 años de militancia nacional y popular) ejercer el derecho de intentar disipar una de las leyendas más persistentes de la política argentina. Más persistentes, y más dañinas.

Esa leyenda es la leyenda según la cual nuestra presidenta habría dicho, un día, que la soja “es un yuyo”. La presidenta, nuestra presidenta, no dijo eso. Nuestra presidenta es una persona inteligente, es una estadista, es una de las estadistas más importantes del mundo y no es una tarada. Nuestra presidenta jamás podría haber dicho eso, así, despreciativamente, como lo cuenta relata esta falsa leyenda, porque ella, como presidenta que conduce la economía nacional, conoce muy bien todo lo positivo que genera la soja. La presidenta sabe muy bien que un yuyo no genera el movimiento económico extraordinario que produce la soja. Lo que nuestra presidenta dijo era que la soja es una planta que, en algunos respectos, se comporta “como si”. Es una forma de hablar bastante común en filosofía de la ciencia de calidad por ejemplo. Mario Bunge, el extraordinario filosofo argentino, en sus libros, por ejemplo, utiliza continuamente esa expresión. Hacía referencia, la presidenta, a que la soja es una planta bastante rústica, que necesita bastante poco, a que se las arregla bastante bien con bastante poco para crecer y no fallarle al productor. Eso de que la presidenta dijo que “la soja es un yuyo” es un invento malévolo sacado de contexto y una reinterpretación perversa con intencionalidad política aleve de las palabras presidenciales realizada por Clarín, La Nación, la derecha liberal noventista y todo el sistema mediático afín al liberalismo conservador que es la ideología que tiene la hegemonía cultural en la Argentina y que todavía, parece, no se dio por notificada de sus responsabilidades en lo que pasó en el período de la decadencia y desintegración nacional 1975/2001. Eso se hizo con la intención política obvia de desprestigiar al gobierno.

 

Continuar repitiendo y propagando esa leyenda hace daño a la convivencia entre los argentinos.

 

La otra leyenda que estas líneas hacen propicio utilizar para disiparla es la de que el kirchnerismo “está contra el campo”. Esto es un absurdo absoluto. Viene bien la oportunidad para comentarlo. Esto es falso de toda falsedad. El kirchnerismo, como movimiento político que ama este país en su totalidad y que desea su grandeza completa no está en contra de ningún sector ni actividad económica. El kirchnerismo ama el campo y su producción y todo lo que este hace por el país y agradecido. Lo que sí el kirchnerismo tiene es un conflicto ideológico con varias o unas cuantas o muchas de las ideas que tienen muchos pero no todos de ninguna manera por suerte dirigentes del campo a los que el kirchnerismo percibe como muy estancados atrasados en un liberalismo conservador arcaico simplón simplificador iluso recalcitrante muy anticuado viejo siglo XIX david ricardiano jean baptista say no inclusivo y no notificados de que no estamos más en la época en que éramos pocos y de que había 4 vacas por cada habitante y Macoco Alzaga Unzué y Manuel Federico Peralta Ramos y los demás cientos de play boys de la belle epoque se patinaban la renta agraria en los cabarets y orgías de París y no reinvertían en nada ni tenían visión de país grande sino de país chiquito meramente agroexportador esclavo mental e industrial de nuestros rivales de Malvinas la pérfida Albión (Inglaterra). Muchos planteos que hacen algunos dirigentes del sector bajo la hegemonía mental del discurso viejo atrasado de la Sociedad Rural biolcatizada a los otros sectores sociales le parecen egoístas desinteresados del magno objetivo irrenunciable del muy indispensable desarrollo completo de la sociedad y la economía argentinas lo cual supone un alto desarrollo industrial y tecnológico.

 

Desde el punto de vista de la racionalidad social es mucho más útil a la sociedad un dólar, cien dólares, o un millón de dólares o mil millones de dólares en manos del Estado convertidos en represas o usinas nucleares o autopistas o el gasoducto del noroeste o en sacar petróleo o gas o torres de alta tensión o vagones para los trenes o en pagar las deudas en dólares que contrajeron otros gobiernos o esto o aquello o tantas cosas útiles que dejarlos en manos de los talibanes de la soja sin sensibilidad social que se creen los dueños del país o de que el país tiene que estar al servicio de la soja o que lo único que importa es la soja o que lo único que tienen en la cabeza es soja y que si pudieran también la sembrarían en los canteros de la avenida Santa Fe y que la convierten a esa renta en innúmeros departamentos de alta gama en Rosario o Puerto Madero lo cual desde luego de ninguna manera significa desconocer que el sector necesita de su rentabilidad normal para reinversión y expansión geográfica y tecnológica. Está bárbaro que haya soja y cuanta más mejor pero compatibilizando esto con otros objetivos nacionales y sociales. Pero lo que nosotros decimos es que nosotros sabemos mucho más lo que nececita el país que ese sector social que mira el mundo por el ojo de la cerradura de la soja, que repetimos de ninguna manera por suerte es todo, pero que se quede bien tranquila toda la argentinidad de que nadie en el kirchnerismo y menos su presidenta piensa en la soja como un yuyo. Para nada de nada. Por supuesto que en la búsqueda de nuestros objetivos, como la economía política no es una ciencia exacta, podemos tener algunos errores. Pero consideramos tener nobles intenciones.

 

 

Horacio J. Garetto

[email protected]

 

 

Teclas de acceso