Dicho con ironía, claro, porque lo que aquí se muestra en la foto es un kit de útiles escolares que en si nada tiene de negativo, a menos que sepas que será entregado a los presos que pronto van a salir en libertad, bajo la premisa de “estar listos y preparados para sus nuevos desafíos”, según reza el post de la Directora Nacional de Soy Joven Argentina, Camila Crescibeni.

Hay algo de ingenuidad o cinismo en esta joven funcionaria, que, en conjunto con la Dirección Nacional de Readaptación Social (¿?) crearon este programa a fin de preparar a los jóvenes para los nuevos desafíos de la vida cotidiana.

A menos que estos funcionarios vivan en otros países y planetas, es por todos sabido que el sistema penal en Argentina, lejos de ser un modelo para la transformación positiva de los sujetos, se convirtió en un modelo en donde hasta el más inexperto ladrón puede liderar una banda de narcotraficantes. Hoy en día la cárcel es el último eslabón del aparato penal, y es allí donde los delincuentes se perfeccionan, como si hicieran un curso acelerado en el camino a la delincuencia. 

Evidentemente, lejos de comprender la verdadera problemática del sistema penitenciario en Argentina, fundamentalmente para los jóvenes que llegan a ese lugar tras ser prisioneros de un contexto violento y de pobreza extrema, con este tipo de acciones, como la entrega de estos kits, se pretende justificar cargos injustificables, y seguir haciendo política con la mera entrega de merchandising.