El crecimiento en junio no es un dato menor, que se da incluso en un contexto internacional adverso, con caída de la demanda a nivel global, revalorización del dólar (que supone entre otras cosas menores precios de commodities) y una mayor turbulencia en los mercados de capitales.
El sostenimiento del consumo interno ha sido clave en esta dinámica, el rol del Salario Mínimo, de las negociaciones colectivas, programas como el Pro.Cre.Ar, Ahora 12, Renovate, el subsidio de tasas en distintos créditos a producción y consumo, entre otros, operan como instrumentos de política anticíclica, traccionando los niveles de actividad en la construcción, por ejemplo, uno de los motores para sostener el crecimiento en este contexto.
Esta es la clave no sólo de cara al segundo semestre sino a la etapa que sigue, en la que habrá que conformar un sendero que combine demanda efectiva pujante -para inducir inversión y productividad- con un cambio estructural. Esto es, profundizar las acciones en innovación y creación de pymes proveedoras, central para relajar la presión de la restricción externa y acelerar la creación de empleo