A los organismos públicos: Municipalidad de Rafaela, Ministerio Público de la Acusación,
Empresa Provincial de la Energía y Aguas Provinciales.
Me dirijo a ustedes como víctima y damnificado. En primer lugar víctima de una estafa,
que más adelante desarrollare y damnificado del sistema, de los mismos organismos a
los que les dirijo esta carta abierta y por los que pido la mayor colaboración de los
rafaelinos para su difusión. Hace un tiempo atrás junto a mi familia decidimos vender nuestra casa. Ésta era la
posibilidad que teníamos todos de tener un lugar donde vivir y a su vez departamentos
para poder alquilar y obtener un ingreso que nos ayude a solventar nuestra jubilación.
Es así como conocemos, por intermedio de una inmobiliaria y un escribano (de mucha
“trayectoria” en nuestra ciudad) a una persona que se “dedica a la construcción”. Se
concretó un negocio privado, entre nosotros y este sujeto a los fines de demoler las
viviendas que se encontraban en el terreno y a cambio recibiríamos algunos
departamentos a construirse, en ese mismo lugar, como parte de pago. Con el
transcurso del tiempo esto no sucedió. Nunca aparecieron los departamentos y aquella
ilusión de tener una mejor calidad de vida llegada nuestra jubilación, se torno una gran
pesadilla. Luego de esperar seis años (cuando el vencimiento del contrato eran 18
meses) decidimos recurrir a un estudio jurídico y comenzar los trámites de rescisión contractual a los fines de poder solucionar el problema; toda vez que habíamos perdido
nuestra casa y nos encontramos alquilando. Realizamos todo conforme a derecho,
enviamos y recibimos de parte del victimario las misivas (cartas documentos) normales
en esta situación, hasta que todo se tornó oscuro. Con el paso del tiempo empezamos a averiguar el estado real de como se encontraba
el inmueble. Aclaro que dicha propiedad sigue a nombre de nosotros. La “obra” en
construcción contaba con infinidades de irregularidades a niveles municipales en
cuanto a habilitación para poder realizarse la obra. Tal es así que por medio de una
noticia en los medios de comunicación (donde mostraban la fachada del lugar)
descubrimos que el Juez de Faltas Municipal Dr. Ruben Pavetti había solicitado la
clausura del lugar (Año 2015, para posicionarnos en el tiempo). Nos dirigimos infinidad
de veces a hablar con el Juez de Faltas, al principio nos atendió y luego (como hicieron
todos) no respondió más nuestros pedidos. El Dr. Pavetti clausuró una obra en
construcción por irregularidades municipales y solo pego una faja de clausura que decía
“clausurado”. Quiero aclarar que nos dijo en una oportunidad que si lo hacían enojar iba
a mandar a levantar un paredón en la entrada. Parece que no se enojó mucho el Juez
Municipal. Porque la faja fue retirada del lugar, cada vez que se ha colocado una simple
faja de clausura, la misma era retirada ¿Quién retira las fajas de clausura? Ahí fue
cuando descubrimos que había y hay gente viviendo en el lugar. Gente que no debería
de estar allí, gente que ocupa, o usurpa, un lugar que no les pertenece. Personas que
se han arrogado calidad de “propietarias” o “inquilinas” y que por supuesto no tienen
autorización por los propietarios reales del lugar (que somos mi familia y yo). Es decir,
que el municipio bajo la figura de un Juez de Faltas pega una faja de clausura por
irregularidad de una “obra en construcción” y permite que vivan personas (lugar que
además de no cumplir con normas del código urbano deja mucho que desear en cuanto
edificación y seguridad del lugar). Ante esta situación es que decido enviarle una nota al Intendente de nuestra ciudad, al
Sr. Luis Castellano. Como cualquier rafaelino, pienso que todos tenemos la posibilidad
de hacer llegar nuestras inquietudes, reclamos, sugerencias al intendente de la ciudad.
Entonces me dije, el municipio tiene que estar en conocimiento de esta situación, de
que hay una obra en construcción irregular y nosotros hemos dado aviso en el Juzgado
de Faltas que hay personas viviendo. Es por ello que confeccione una nota solicitando
que la municipalidad nos ayude a buscar una solución ante esta situación tan
apremiante que vivimos. La nota ingresó por Mesa de Entradas, se otorgó el número de
expediente 295656/3 y nunca se obtuvo respuesta. Es más ante averiguaciones
supimos que las notas dirigidas el intendente las “canaliza” el Fiscal Municipal, el Dr.
Daniel Futtero, y por tanto mi hija tomó la decisión de escribirle en dos oportunidades
correos electrónicos. Correos que al igual que la nota física, en papel, nunca tuvieron
respuesta. Solo recibimos el llamado telefónico de un empleado de la fiscalía municipal
anoticiándonos de que le daban intervención a obras privadas.
Otra gran irregularidad que existe por parte del municipio, es que un empelado municipal
utiliza la información que está su alcance y continua estafando personas. “Un abogado”
de la municipalidad cita a distintos perjudicados al edificio municipal para realizar
negocios, que más que negocios son estafas a personas que se encuentran en la misma
situación que nosotros. Esto tampoco le importó al fiscal municipal dado que, pese a los
reclamos realizados, todos siguen prestando funciones en la dependencia local. Allí se
cierra la puerta de la Municipalidad de Rafaela.-
Capítulo aparte me lleva a contar la experiencia que tuvimos con la Empresa Provincial
de la Energía. Como bien expliqué antes, hay gente viviendo en el lugar y bajo calidad
desconocida, personas que se arrogan títulos de propietarios falsos. En el medio de la
explosión de la pandemia, y por aviso de vecinos, me informan que en el lugar existía
un medidor de luz (aclaro que en el año 2013 se dio de baja el servicio de luz porque se
suponía que debían solicitar el servicio bajo la modalidad “luz de obra”). Me dirijo a
Avenida Mitre al 500 (que es donde está la propiedad) y corroboro que existe un medidor
de luz que le otorga suministro a varias unidades, precarias, del lugar. Es así que luego
de varias comunicaciones telefónicas con el Sr. Mauricio Harpman,(personal de EPE
sucursal Rafaela) explicándole lo sucedido es que me dice que haga una presentación
por escrito. Nuevamente escribiendo, detallando la situación de lo sucedido y
acompañando las copias de la escritura pública donde consta en forma clara quienes
somos los propietarios del lugar. En resumidas cuentas y para que todos entiendan, el
servicio de luz se otorga al propietario del inmueble o inquilino con contrato sellado. He
aquí que ninguno de los dueños reales habíamos firmado absolutamente nada a los
fines de que se les otorgue la luz a estas personas. Supimos luego de mucho insistir
que se había entregado en E.P.E un contrato de comodato donde el victimario se
arrogaba la calidad de propietario y le entrega a una persona (cuyas iniciales son M.A.F)
nuestro inmueble. Este contrato totalmente falso tenía las firmas certificadas por un
escribano de la ciudad. Sí, el mismo escribano que en el año 2013 había intervenido en
el “negocio” base y nos había recomendado a quien hoy nos deja en la calle. Pasado un
tiempo razonable y sin tener respuesta de E.P.E sucursal Rafaela, es que decidimos
remitir todo a E.P.E Sucursal Santa Fe. Allí, luego de varios meses, nos llega una carta
certificada donde se nos informa que entienden la situación pero que no van a cortar el
suministro eléctrico. A lo que yo me pregunto, si cualquier persona de bien quiere
requerir el servicio le solicitan un sinfín de documentación, garantías, y acá estábamos
demostrando que los dueños reales del inmueble no habíamos autorizado nada y sin
embargo el servicio subsistía. Aquí se cierra otra puerta, la de la Empresa Provincial de
la Energía. Situación bastante similar ocurrió en Aguas Provinciales. El agua es un servicio
considerado básico y por tanto no puede ser cortado en su totalidad. Ante la falta de
pago (que es lo que sucedió, se generó deuda), Aguas Provinciales coloca un cepo;
esto hace que no se corte el servicio pero que baje muchísimo la presión. Nuevamente
por aviso y reclamos de vecinos de toda la vida, nos informan que desde la propiedad
salía abundante agua en forma constante. Por lo que decidimos averiguar qué era lo
que había sucedido. Tomamos conocimiento de que las personas que “ocupan” lograron
“saltar” el cepo y conectarse en forma directa a la red o caño maestro y así obtienen
agua. Como las instalaciones son totalmente inestables juntan agua en un tanque del
que luego sacan y llevan a cada una de las habitaciones precarias del lugar. Como si
esto no fuese poco, se han destapado las cloacas y las sustancias cloacales salen por
la vereda de Av, Mitre al 500. Esto es totalmente tóxico además de que el olor por
momentos es insoportable desde la propia vereda. Si esto lo vemos nosotros y los
vecinos, ¿ no lo ven las autoridades que tienen que hacer algo?. De más aclarar que
nos dirigimos a las instalaciones de Aguas Provinciales y no obtuvimos respuesta.
También se dejo constancia por la página de internet y la línea de whatsapp habilitada
para reclamos y tampoco nadie respondió. Quiero destacar, que además de estas irregularidades, se han denunciado ante la
justicia y ante el mismo municipio una cantidad de delitos significantes. Por ejemplo se
tenía conocimiento de que personas que habitan el lugar realizaban faenamiento de
carne. Robaban en campos aledaños, y luego la carne era vendida en el mismo
inmueble mediante redes sociales. Esto consta con lujos de detalles en las denuncias
vertidas ante el Ministerio Público de la Acusación. Pero estas denuncias no fueron
realizadas solo por nosotros. También la sección de bromatología de la Municipalidad
de Rafaela ha denunciado está situación. Pero parece que no importa quién denuncie
ni ante que organismo se denuncie, nunca nadie hace nada. Como si fuera poco, y retomando la cuestión judicial, contractual, es que radicamos dos
denuncias ante el Ministerio de la Acusación de la ciudad de Rafaela, motivos más que
suficientes. Si, las denuncias fueron dos, porque la primera nunca avanzó y se archivó
sin siquiera recibir la correspondiente notificación. De esta situación tomamos
conocimiento luego de requerir, vía correo electrónico – no nos olvidemos que existió
la pandemia-, información detallada de la causa y nunca obtuvimos una respuesta
certera. Es por ello que por recomendación de nuestras letradas radicamos una nueva
denuncia en sede fiscal. Denuncia que aparentemente avanza, y digo aparentemente
porque hace algunos meses esperamos que por fin progrese con pie de plomo y se
apliquen las sanciones que sean necesarias. Esta es una de las puertas que aún no se
terminó de cerrar del todo, por lo que estamos confiados en que las autoridades de la
Fiscalía hagan lo que tienen que hacer en cuanto es su deber y responsabilidad.-
La situación que vivimos es desesperante, los días pasan y todas las puertas se cierran.
Yo me pregunto: la Municipalidad de Rafaela, la Empresa Provincial de la Energía,
Aguas Provinciales, el Ministerio Público de la Acusación, ¿son ciegos, sordos y mudos?
Basta de tirarse la pelota unos a otros, es hora que todos hagan lo que tienen que hacer.
Por empezar el Intendente de la ciudad, Luis Castellano, a quien se le requirió que nos
atienda porque existen personas ligadas al municipio (a los que con nuestros impuestos
le pagamos su sueldo) que utilizan información de la municipalidad de para estafar
gente. ¿Hasta cuando tiene que aguantar una familia todas las injusticias que desata la
inacción estatal? Llevamos años de lucha, de tocar puertas y ver que se cierran; la
burocracia de un sistema incapaz de dar respuesta rápida, certera y sobre todas las
cosas justa.-
Se que nuestro caso no es el único en la ciudad, que este sujeto a perjudicado a muchas
personas y familias. Que son varias las propiedades que se encuentran atravesando
esta situación. Muchas personas han sido estafadas bajo promesas falsas, venta de
departamentos que no fueron, y no serán, entregados nunca. Espero que esto llegue
también a esas otras víctimas y realicen las denuncias necesarias a los fines de unir
fuerzas y decir “basta, quiero justicia”. Nosotros dijimos BASTA, hasta acá llegó nuestro
limite del “aguante” y es hora que se haga visible esta situación. Más allá del daño
patrimonial, moral y psicológico que el victimario nos causo, el daño que generan las
instituciones encargadas de velar por todos nosotros que miran hacia un costado. ¿Será
que si les pasa a ellos, a personas de su grupo familiar o social harán algo?
Mauricio Elfenbein
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