Por Augusto Rolando.
¿Qué más tiene que pasar para que nos demos cuenta de que tenemos un sistema de seguridad totalmente obsoleto e ineficiente? La criminalidad ha rebasado las instituciones de seguridad ciudadana y la delincuencia se encuentra fuera de control. Desde hace ya varias décadas los planes y programas de seguridad ciudadana no dan resultados, sin embargo, seguimos insistiendo con la misma fórmula esperando que por algún motivo mágico tengamos una sociedad más segura y justa.
Lejos de ser un experto en el tema, me atrevo a escribir este artículo para proponer una mirada más integradora del fenómeno social de la inseguridad. Modificar la situación actual nos llevará muchos años y gran cantidad de recursos públicos. Además, el problema requiere de gran coordinación entre distintos niveles de gobierno, municipios, provincias y nación, así como de los distintos poderes del estado.
Si imaginásemos al delito como un círculo con 5 estaciones, vemos que el Estado falla en todas ellas. En este articulo voy a explicar desde mi punto de vista porqué existen fallas en todas las estaciones y voy a proveer algunas ideas de cómo podemos actuar de manera diferente. Aunque todos estos puntos están íntimamente relacionados, su responsable aplicación (o corrección) depende de distintos niveles gubernamentales.
La primera estación es la prevención del delito. Actualmente, el cuerpo policial se maneja con un paradigma reactivo y necesitamos un cuerpo policial proactivo. El modelo basado en reaccionar cuando un delito ocurre es ineficiente porque siempre corre detrás de los hechos, y muchas veces llega tarde. Se requiere de acciones de prevención y para ello la proximidad del cuerpo policial a los vecinos, es fundamental, ya que genera confianza y cooperación. Crear instancia de encuentro y trabajo conjunto entre ciudadanía y policía parece un primer paso interesante para la lucha contra este flagelo.
En relación a esto, me gustaría aclarar que la presencia de más y más uniformados no es la solución a nuestro problema de seguridad. La cantidad de uniformados tiene que ser suficiente en relación a la cantidad de ciudadanos, pero los problemas críticos de seguridad en nuestra ciudad y en nuestra provincia no se deben a la falta de policías.
En segundo lugar, como falla la prevención tenemos gran cantidad de hechos delictivos. Pero cuando estos ocurren no contamos con los suficiente datos y tecnología para actuar adecuadamente. Para un accionar efectivo, el cuerpo policial debe tener acceso a datos confiables y en tiempo real. La utilización de cámaras de control ciudadano con personal capacitado, mapas del delito para la prevención, ágil coordinación con el resto de los servicios de emergencia, centro de denuncias y contención para las víctimas, pistolas TASER, entre otros. El Estado falla de nuevo y la responsabilidad en este caso recae sobre todo en el gobierno local y provincial.
La tercera estación de este ciclo es la economía del delito. Cuando un robo se comete esos productos serán rápidamente vendidos, por eso es importante desalentar la economía del delito. Los productos robados tienen una cadena de comercialización desde que se roba hasta que se vende y se ubican nuevamente en el mercado. Muchas de esas ventas se realizan por redes sociales u otros medios, por lo tanto, hacer ineficiente e ineficaz esas cadenas de comercialización ilegal va a ayudar a desalentar potenciales robos y hurtos, además de recuperar objetos robados. Muy poco se ha hecho sobre este tema y las principales responsabilidades recaen sobre el gobierno local y provincial.
En cuarto lugar, el sistema penal y penitenciario también tiene muchas fallas. Las cárceles argentinas están rebasadas de capacidad. La primera medida para proveer reinserción social a los reclusos es proveer más y mejores espacios de desarrollo, con actividades deportivas, laborales (talleres) o académicas de inserción, por ejemplo. Es importante mencionar que el aumento punitivo no tiene efecto directo sobre la disminución de la delincuencia, sino más la actuación temprana sobre potenciales actos delictivos.
Terminar con el fenómeno de la puerta giratoria es fundamental para eliminar el sentimiento de impunidad en criminales que no le tiembla el pulso al a hora de volver a delinquir. Las mayores responsabilidades en este punto están a nivel provincial y nacional incluyendo los 3 poderes del estado, siendo quizás la estación más compleja.
La última estación, pero quizá la más importante es la asistencia social. La asistencia social falla porque, salvo escasas excepciones, su fin es proselitista y no integrador. En la medida que utilicemos los programas para contentar a un sector de la sociedad y ganar su apoyo, seguiremos diseñando programas que no cumplen su función simplemente porque tienen otro objetivo, ganar las próximas elecciones. La asistencia social debe ser paliativa y temporal, tiene que ser provista con un criterio estricto de crecimiento y superación del que se beneficia, no de dependencia. En caso contrario, siempre los más perjudicados son los sectores más vulnerados. Los 3 niveles de gobierno tienen responsabilidad e incidencia sobre este tema.
A manera de conclusión, podemos decir que la consecuencia de las fallas del Estado en todas las estaciones es la baja calidad de vida de la ciudadanía y la injusticia frente al delito. Cuanto antes comencemos a trabajar en serio contra el flagelo de la inseguridad más rápido tendremos resultados, pero las soluciones tienen que ser a mediano plazo con un alto involucramiento de los actores responsables. En la medida en que las soluciones no integren los distintos partes responsables, no serán soluciones sino parches, y como tal tendrán una vida útil muy corta.