La Oficina del Presidente, bajo la administración nacional, informó que Javier Milei decidió desintegrar la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Como resultado, la agencia será reestructurada como secretaría, retomando su antiguo nombre de SIDE (Secretaría de Inteligencia del Estado).
Adicionalmente, se introducirán más modificaciones en el Sistema de Inteligencia Nacional con la creación de cuatro nuevos entes: el Servicio de Inteligencia Argentino (SIA), la Agencia de Seguridad Nacional (ASN), la Agencia Federal de Ciberseguridad (AFC) y la División de Asuntos Internos (DAI).
Esta reorganización no solo trajo cambios estructurales sino también visuales que han capturado la atención del público. Entre estos, destaca el intrigante logo de la División de Asuntos Internos (DAI), un diseño que evoca imágenes de sociedades secretas y misterios ancestrales.
El logo de la DAI se compone de un triángulo con un ojo en su centro, rodeado por la inscripción "División de Asuntos Internos - República Argentina". Este diseño remite inmediatamente al "ojo que todo lo ve", un símbolo cargado de significados históricos y esotéricos. Tradicionalmente asociado con la vigilancia divina y la omnipresencia, el ojo dentro de un triángulo se ha utilizado en diversas culturas y épocas para representar conocimiento, iluminación y supervisión.
La historia de este símbolo
Este símbolo que ahora la cultura popular lo llama el "Ojo que todo lo ve" realmente es conocido como el "Ojo de la Providencia" y tiene sus orígenes en el Renacimiento italiano (XV), donde fue adoptado como un emblema cristiano para simbolizar la omnisciencia de Dios.
El arte religioso de esta época a menudo lo incorporaba para denotar la presencia divina, siendo una de las representaciones más tempranas la obra "Cena en Emaús" de Portormo en 1525, que destacaba al ojo como atributo de la "Divina Providencia", refiriéndose a la supervisión benevolente de Dios sobre los humanos.
Nadie sabe quién creó este símbolo, pero se acepta que emergió de una amalgama de temas religiosos ya presentes. Asociado estrechamente con el cristianismo, el triángulo en el símbolo representa la Santísima Trinidad —el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo— y ha sido parte de la representación divina desde antes del Renacimiento, a veces mostrado incluso con un halo triangular. La luminiscencia que a menudo emana de este símbolo también es un vestigio del resplandor divino prevalente en la iconografía cristiana.
Fuente: MDZ