Sorpresivamente, pasamos de hechos de inseguridad diaria y reiterada, producto del delito común, a una serie de acciones de gravedad inusitada que no podemos relacionar ingenuamente con una escalada de la inseguridad provocada por delincuentes comunes.
Así, hemos visto con sorpresa continuas balaceras en la ciudad de Rosario, primero contra dependencias del Ministerio Público de la Acusación, luego contra estaciones de servicio y, por último, contra restaurantes en pleno centro de la ciudad, poniendo en peligro la vida de muchas personas.
Casi en forma simultánea, se realizó un ataque coordinado con bombas molotov sobre la sede del principal medio informativo de la Argentina y se denunciaron amenazas a diferentes medios de prensa, entre otros hechos igualmente lamentables. Ello nos lleva a concluir, sin temor a equivocarnos, que no estamos ante delitos comunes sino ante actos planeados para sembrar el terror y amedrentar a los ciudadanos.
Nada tiene en común el accionar delictivo que procura un beneficio económico con esos hechos de intimidación, que no persiguen beneficio directo alguno, sino aterrorizar y generar pánico en la población.
Confirma esto el hecho de que los sistemas de información policiales, normalmente eficientes para detectar autores de delitos comunes, no poseen aún datos concretos sobre los autores de esos hechos.
No debe existir en la zona de Rosario algo más vigilado que el accionar del grupo delictual denominado “Los Monos”, y es prácticamente imposible que realicen estas acciones sin que sean detectadas por los servicios de información policiales.
Lamentablemente, creemos estar ante evidentes actos de terrorismo organizado, que se encuentran frente a un estado inerme, sin servicios de informaciones aptos o habilitados para prevenir su accionar, ante un negacionismo de la real entidad de esos actos, que exceden las competencias y controles policiales provinciales.
No hay ninguna prevención, ni hay forma de descubrir a los autores, si no se utilizan los mecanismos adecuados, que sin duda no son las policías locales. Se une a esto que, dentro de la coalición gobernante, hay sectores que no ocultan sus aspiraciones de permanecer en el poder más allá de sus plazos constitucionales, como lo han dicho conspicuos dirigentes en varios discursos y declaraciones públicas. Es más, la líder del principal sector de la coalición gobernante escribió en el libro que relata sus actos de gobierno, las “razones” por las que violó la costumbre de todas las repúblicas del mundo de entregar el poder al nuevo Presidente electo en 2015: ella misma dice que reconocerlo “hubiera sido un acto de rendición”.
Eso pensaban y eso piensan, y tal como ocurrió en Venezuela y en Nicaragua, el temor de la población es lo que posibilitó la permanencia en el poder de regímenes totalitarios. Estamos a tiempo, no hagamos como el avestruz que esconde su cabeza al primer ruido, digámoslo con todas las letras para evitar que esto progrese impunemente.
Argentina es un país en zona de riesgo. No permitamos que el terrorismo se apodere de nuestro futuro.
*Ana Copes, Pablo Cardinale, Andrés Mathurín, Daniela Muttis y Sergio Bendahan.
*Ana Copes. Diputada Nacional (MC) Partido Demócrata Progresista.
Ex Coordinadora del Comité para la Lucha contra la Trata y Explotación de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas.