Vicente Faustino Zazpe nació el 15 de febrero de 1920 en Buenos Aires en el seno de una familia proveniente de España. Hijo de Miguel Zazpe y de Rosario Zarategui, cursó sus estudios estudios en el Colegio Nacional y luego ingresó en la carrera de medicina asistiendo hasta el tercer año.
Para marzo de 1942, ingresó al itinerario de la formación sacerdotal en el Seminario Metropolitano en Villa Devoto convirtiéndose en uno en 1948, a partir de ahí, quedará ligado por toda la eternidad con la Iglesia Católica.
En 1961 fue consagrado como arzobispo de la Basílica Santa Rosa de Lima de Buenos Aires y fue designado por el papa Juan XXIII para la nueva diócesis de nuestra ciudad.
Durante su estadía en Rafaela, tuvo una participación activa en Roma del Concilio Vaticano II durante el período de 1962 al 1965. También formó parte en los sínodos episcopales en Roma durante tres años y en las asambleas de las conferencias latinoamericanas de Medellín y Puebla.
En su legado se recuerda su lucha contra la dictadura entre la década del 60 y del 70. Abordando todos los problemas que aquejaban a nuestra sociedad. “Como en otras etapas de nuestra historia, llegaremos -aunque sangrando- a cubrir las heridas de la división y la enemistad, pero si no llegamos a una profunda comunión nacional, no habremos recorrido los espacios más específicos de la reconciliación cristiana. La Argentina necesita de una cierta unidad de criterios para desentrañar el sentido de su historia, juzgar el presente tan complejo y preparar su futuro; una escala común de valores para afirmar la vida nacional y una cuota inmensa de paciencia y esperanza para recorrer esta etapa difícil y asegurar el encuentro definitivo de la nación”, escribió en un texto cuando apenas comenzaba el proceso militar.
Este 24 de enero, a 40 años de su fallecimiento, se lo recuerda como un incansable luchador por la paz pero por sobre todas las cosas un hombre que siempre estuvo para predicar la palabra en cada sector de la sociedad.
