Por Julio Armando
Un control de Protección Vial y Comunitaria enclavado en Bv. Lehmann, Mainardi y Domingo Silva alteró el tránsito habitual de un viernes por la noche en Rafaela. Con la luz del día ya extinta, a las 19 horas la silbatina municipal comenzó a parar motociclistas que se aventuraban a hacer los últimos trámites de la semana. Dos inspectores de cada lado del Bv. Lehmann y otros dos sobre Domingo Silva acompañados por agentes policiales aseguraban un circuito sin escapatoria para posibles infractores. Los que circulaban por el bulevar, como los que iban por Mainardi no tenían otro destino más que terminar rodeados de conos anaranjados y chalecos amarillos. Pero había otra opción, peligrosa por cierto, y a la que apelaron una veintena de motociclistas en las dos horas que duró el operativo presenciado por RAFAELA NOTICIAS. Los escapistas estuvieron a la orden del día: tomaban en contramano por Mainardi o por el propio Bv. Lehmann, pegando la vuelta sobre sus pasos al ver los controles. Otros decidían hacer caso omiso a los silbatos de los inspectores y empuñaban el acelerador con más fuerza para no detenerse. También estaban los que doblaban antes del operativo aprovechando una senda peatonal que cruza el bulevar, donde no hay cantero. A simple vista, sin cascos, sin luces y con otras falencias que seguramente ocultaban en sus ruidosas huidas.
El supermercado "chino" de la esquina, en Domingo Silva y Bv. Lehmann, de repente se empezó a llenar de gente. Los motociclistas encontraban la excusa perfecta para detenerse ahí antes de llegar al control y dejar las motos estacionadas sobre el cordón amarillo. Incluso hubo quienes ya venían cargados de bolsas de otros supermercados, pero igual decidieron parar como si se hubiesen olvidado de comprar algo indispensable. La compra forzosa en el "chino", fue otra opción para no ser detenidos por los inspectores, que de todas maneras aguardaron en el lugar hasta que cerró el comercio y lograron infraccionar a los compradores compulsivos que no tuvieron otra opción más que en el algún momento continuar viaje. Salvo una conductora, que directamente dejó la moto frente al supermercado y nunca más se la vio, incluso pasadas las 21 horas el vehículo seguía allí sin medidas de seguridad y con el casco colgando a merced de cualquier ladrón, aunque posiblemente la mujer haya estado vigilando a la distancia esperando que se retiren los guardas.
Entre el grupo de los escabullidores estuvo un motociclista que frenó unos metros antes del control e hizo bajar a una mujer y a una niña del vehículo, quienes siguieron su camino a pie perdiéndose en la oscuridad de la vereda. Mientras que otro motociclista también frenó unos metros antes del operativo para abrir la baulera y luego ponerse el casco. En tanto otros se aventuraron al azar y pudieron seguir de largo sin ser parados por los inspectores que estaban ocupados realizando actas.
El tránsito incesante se fue apagando con el correr de las horas, las "chatas" municipales se empezaron a cargar de motos y varios conductores cabizbajos emprendían la vuelta a casa caminando. Siete, para ser más preciso, a los que se les retuvo la moto. Otros intentaron hacer algún llamado salvador para que un conocido les traiga los papeles que faltaban, aunque 20 terminaron infraccionados: 10 por no tener casco.
Otra noche de controles en la "city", otra noche de huidas, transgresiones, multas y mucho trabajo para los agentes municipales. Otra noche, donde la furia de las calles rafaelinas se hizo sentir.
