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Cultura y Espectáculos

Una película filmada con los vecinos de Saladillo y Polvaredas

Los cineastas Julio Midú y Fabio Junco, autores de más de 20 largometrajes independientes hechos con la participación de vecinos de la localidad bonaerense de Saladillo, estrenarán en el Cine Gaumont de Buenos Aires “Flores de ruina”, una comedia negra que narra las desventuras de tres ancianas involucradas en un caso de asesinato, robo y narcotráfico.

Protagonizada por Nélida Augustoni, René Regina y la actriz Ellen Wolf (ganadora del premio Trinidad Guevara como Mejor Actriz de Reparto por la obra “La omisión de la familia Coleman), la película surgió por la necesidad de los directores de “tener a estas tres mujeres tan particulares juntas en una misma historia”.

 

“Lo que surgió fue la idea de tenerlas juntas. En tres semanas tuvimos una idea y en 11 días la filmamos. Fue un rodaje exprés y un delirio sin parar, que surgió a partir de la necesidad de filmar con ellas. Fue algo muy espontáneo”, recordó Junco, cuyo filme se verá todos los días a las 13 y a las 20 en el Cine Gaumont, Espacio Incaa KM0.

 

“Flores de ruina” es el 25to. largometraje de producción independiente desarrollado por Junco y Midú con la colaboración de decenas de vecinos de Saladillo, lo localidad bonaerense ubicada a 182 kilómetros de Buenos Aires donde surgió el fenómeno cinematográfico comunitario que luego se multiplicó en todas las regiones del país con el apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa).

 

En Saladillo, Junco y Midú organizan además el Festival Nacional de Cine con Vecinos, un certamen donde se exhiben películas comunitarias de todo el país y donde hace dos años se proyectó un spot que protagonizaban Wolf, Augustoni y Regina, y que se convirtió en el germen de este nuevo largometraje.

 

En diálogo con Télam, Junco explicó que “Nélida es la suegra de Julio y René falleció en febrero de este año, pero antes pudo ver la película, que está dedicada a ella. Las tres son muy raras y distintas en su personalidad, algo que se mantiene en la película: Ellen tiene un espíritu dominante, René es muy fresca y no le importaba nada de nada, y Nélida es más dubitativa”.

 

“Fue muy intenso filmar con ellas, también fue muy gracioso. Pero durante el rodaje tuvimos muchas dificultades, fue una verdadera epopeya mantenerlas en paz, porque se peleaban todo el tiempo y cuando acabo la filmación terminaron amándose. Por eso fue divertido y agotador a la vez. Fue una linda experiencia y ellas dicen que fue lo mejor que les pasó en sus vidas”, añadió.

En relación a cierto cambio de registro con respecto a sus filmes anteriores, Midú recordó: “Veníamos haciendo muchos dramas y queríamos salir de eso. Así surgió la idea de hacer una comedia negra, aunque también tiene cosas de policial y suspenso”.

 

“En ese sentido, la película es un cóctel, porque no queríamos mostrar una realidad sino una construcción ficcional a partir de lugares realistas. Queríamos dejar claro que hay cosas salvajes en los pueblos donde la droga, la plata negra y la timba existen y cada tanto hay algún tiroteo, es algo que sucede”, agregó Midú.

 

Por su parte, Junco sostuvo que “hay pequeños infiernos y no es verdad que los pueblitos son tiernos. Todas las comunidades tienen sus propios infiernos, y eso queríamos contarlo aunque fuera a través de una comedia negra”.

 

Con respecto a su método de trabajo con vecinos, ambos directores coincidieron en que “a los actores los queremos, lo que nos gusta también son los vecinos, nos interesa potenciar la idea de vecinos en acción y tomar lo que hay”.

 

“Valoramos mucho que los vecinos no sepan nada de lo que vamos a hacer, no le damos el guión, sólo saben qué ropa deben ponerse y la película se va armando a medida que la vamos filmando. Ellos saben lo que va a pasar pero lo arman con sus propias palabras, casi siempre en una sola y única toma, y generalmente eso funciona porque tiene impresa la espontaneidad de la primera vez”, expresaron.

 

Para Junco, lo importante es “darle poca información para que su cabeza esté fresca y pensar todo el tiempo que estamos jugando, para mantener ese aire de espontaneidad. Uno como director debe ser inteligente para poder tomar lo que hay y no forzar lo que no hay, no se nos ocurriría obligarlos a repetir una frase o a adoptar un método actoral, porque ahí si estaríamos en problemas”.

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