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Cultura y Espectáculos

La inmersión a lo virtual y el poder de la improvisación

​Por Alex Gatti Cruz. La mitad de semana del FTR nos dejó muchas sensaciones encontradas, desde tomar protagonismo con una obra virtual hasta reírnos sin parar por el arte de la improvisación. 

La mitad de semana del FTR nos dejó muchas sensaciones encontradas, desde tomar protagonismo con una obra virtual hasta reírnos sin parar por el arte de la improvisación.

Comenzamos el día con la obra “La Nave”, de Ramiro Rodríguez. Dentro de las innovaciones que el festival trae, este año nos invitó a la realidad virtual. Bajo la dirección del licenciado en Cine, junto a Matías Brasca, nos introdujeron con visores de realidad aumentada a una historia cuya temática nos invita a reflexionar.

“La moral derruida y la búsqueda de la libertad chocan con esta experiencia perturbadora”, así se describe a esta pieza. La sinopsis, acertada a lo que se observa, la relación de poder y el materialismo de un acto patriarcal deja a las claras que el mensaje que los autores buscaron volcar, incomoda y deja a los espectadores pensando.

“La Nave” es una serie de varios capítulos donde, en el FTR, se proyectó sólo uno. En lo que vimos, destacamos la dirección y las actuaciones. Nos han hecho sentir cada palabra que se iba diciendo. La escenografía fue acorde a lo que el audiovisual requiere, no se puede pensar a “La Nave” en otra locación más que un taller. Esperamos poder disfrutar de la temporada completa muy pronto.

Posteriormente, tuvimos el encuentro en la sala C del C. C. Viejo Mercado con la obra “Lo que esconden los libros”, una propuesta infantil que invita a pensarnos como seres lectores.

 

Con las nuevas tecnologías percibimos que los libros han quedado atrás en la historia, esta pieza nos invita a, de manera divertida y apta para las infancias, pensar sobre esto. “La lectura es más que una historia, se puede vivir”, decía Amattino, personaje de la obra.

La historia relata como Amattino, ayuda a Silencio a volver a leer luego de mucho tiempo. El objetivo es que ella pierda el miedo a la lectura y se sienta capaz de disfrutar esa actividad. Las actuaciones de Daniela Calbi (Silencio) y Ariel Varela (Amattino), acompañan este relato.

La utilización del cartón y el títere como parte crucial de esta pieza, resulta importante para poder captar la atención de los más chiquitos/as. A su vez, la música fue apta para el desarrollo completo, al igual que la puesta de iluminación.

Terminadas las funciones de la tarde, continuamos en la Escuela Municipal de Música donde se presentó el grupo Intento Antípodas con la obra “Las cargas”. Una pieza teatral que nos interpela, nos hace ser partícipes con sus momentos.

 

Los actores han brillado con sus interpretaciones, pero debemos destacar a la actriz que participó, ya que era su primera vez, luego de mucho tiempo y por un inconveniente con la protagonista principal, en esta obra. De manera informal, tomó las riendas de lo que se le planteó y lo logró en gran manera.

Si bien, la obra tuvo desperfectos técnicos, debemos decir que han logrado una armonía y desarrollo completo de la pieza. La temática que explaya, hizo que tuviera un tinte tenso y oscuro.

Cerrando esta mitad de semana, “La Máscara” fue nuevamente el epicentro de una obra que nos ha dejado, como espectadores, en shock. “Los miedos”, bajo la dirección de Ale Gigena, demostró que el teatro no necesita de una estructura.

Sin un guión, sin un rumbo, con un director en vivo y una espectacular banda sonora, esta obra nos sorprendió desde el minuto uno con su improvisación. Cada segundo de la obra vimos un espectáculo que nos lleva por un camino de emociones, desde las risas, el llanto y las incómodas preguntas retóricas, ¿qué está bien?, ¿qué está mal?, nada tiene rumbo, pero si un sentido.

Las actuaciones de Sofí Brihet, Max Suen, Maria Soldi, Camila Peralta, Javier Abril y Luciana Lifschitz han sido deslumbrantes. A su vez, la interacción con el director, Ale Gigena, fue maravillosa. La espontaneidad de las personas en escena, sumado a los músicos Juan Lepi, Joaquín Vitola y Fede Pellegrini fue un complemento ideal.

La puesta en escena es acorde a lo que propone la pieza, improvisar. La química con la que los actores y actrices se relacionan nos invita a descubrir un nuevo formato de teatro donde obtuvimos varias historias que iban desde la comedia al drama. “Los Miedos” nos llenó de alegría, nos hizo pesar que no todo tiene un sentido.

 

Cultura FTR

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