Este fin de semana, la ciudad de Santa Fe se vistió de música y alegría al recibir al tan esperado Festival Harlem. Este evento congregó a diversos artistas de renombre, entre los cuales destacaron Airbag, Tiachu, Neo Pistea, Miranda y Peces Raros, brindando a los asistentes un espectáculo de primer nivel.
El Festival Harlem en Santa Fe fue un canto a la perfección organizativa y musical. Desde el ingreso, el nivel de sectorización y señalización se hizo patente: desde puntos de comida y servicios hasta zonas para recargar tarjetas, todo estaba claramente indicado. El personal y las fuerzas de seguridad actuaron de manera profesional, asegurando que cualquier incidente se manejara con rapidez y eficacia.
Un detalle que sorprendió fue la impecable acústica de los escenarios, en especial el escenario de Aerolíneas Argentinas. Permitió a las bandas, incluso a las menos conocidas como Peces Raros, ofrecer shows que resonaron con el público. Mención especial merece el vocalista de Cardenillo, quien se sumergió entre el público, creando una experiencia inmersiva. La música variada, desde el rock electrónico hasta sonidos más tradicionales, se convirtió en una montaña rusa de emociones.
A pesar de los precios, que algunos consideraron altos, la calidad de los snacks y comidas era notable. No obstante, la experiencia global del festival dejó una sensación positiva, mezclando la pasión musical con un entorno amigable y seguro. En resumen, el Festival Harlem en Santa Fe fue más que un evento, fue una vivencia musical y sensorial que quedará grabada en la memoria de todos los presentes.
Desde el inicio, la organización del festival prometía ser impecable y, sin duda, superó todas las expectativas. Una distribución estratégica de las actividades y escenarios permitió que los asistentes pudieran disfrutar al máximo de cada presentación sin percances. Sin embargo, lo que realmente captó la atención de muchos fue el extraordinario operativo de seguridad. Era evidente el esfuerzo puesto en este aspecto: "Literal me daba vuelta y había un tipo parado", comenta uno de los asistentes, resaltando la presencia y rápida reacción de los encargados de la seguridad.
Y hablando de detalles que marcan la diferencia, no podemos dejar de mencionar los útiles stands de protector solar que estuvieron disponibles para todos. ¡Un detalle refrescante y muy necesario para protegerse del sol! Además, la dinámica y veloz fila para recargar agua garantizaba que no se perdiera ni un segundo de los shows.
La eficiencia también se hizo presente al momento de manejar los aspectos financieros del evento. Las filas para cargar dinero en las tarjetas y para las devoluciones al final del show se llevaron a cabo de manera rápida, evitando esperas innecesarias y aportando a la fluida experiencia del festival.
En cuanto al sonido, logística y aspectos técnicos, el Festival Harlem dio cátedra. Puntualidad, respeto a los horarios y precisión en cada detalle técnico se convirtieron en el sello distintivo de la noche. Y aunque cada performance dependía de los artistas, la base técnica que les brindaron fue perfecta para que brillaran en el escenario.
La cereza del pastel fue sin duda el final del evento. A pesar del gran número de personas, la salida se llevó a cabo de manera organizada y segura, proporcionando tranquilidad especialmente a aquellos que no eran locales.
En conclusión, el Festival Harlem en Santa Fe no solo ha sido un rincón para disfrutar de buena música, sino también una demostración de cómo se debe organizar un evento de tal magnitud. ¡Ya esperamos con ansias la próxima edición!