Si bien la arquitectura y la ingeniería civil son carreras distintas, tienen varios puntos en común. El diseño estructural y los conceptos que conlleva son un punto a destacar. Ambas profesiones hablan un mismo idioma.
En estos talleres estructurales, cada carrera aporta su propio conocimiento y esa sinergia genera un proyecto mucho más rico y acabado.
La modalidad de trabajo fue de taller, dividido en dos partes donde se plantea un desafío sobre una necesidad concreta de la ciudad.
En una primera instancia, se genera una tormenta de ideas, se debate, grafica y proyecta lo que se quiere realizar. La segunda parte, es la puesta en marcha, donde se experimenta directamente con los materiales para observar cómo reaccionan y sienten la tensión.
Lo atractivo de este taller es que permite a los alumnos que experimenten una actividad concreta, no como las que acostumbran a realizar en el entorno virtual, donde presencian como respira y se comporta la estructura algo imposible de hacer desde la pantalla de una pc. Además es sumamente importante el intercambio y relación entre estudiantes de las dos Universidades, que enriquecen su experiencia académica.
El docente a cargo Héctor Mónaco nos manifestó que es fundamental la prueba y error para que, los alumnos experimenten con todos los materiales y cómo reaccionan cada uno dentro de sus estructuras.