Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Educación

Los dolores que nos quedan, son las libertades que nos faltan

Por Sebastián Piumetti.  A 100 años de la gesta reformista, la lucha por una educación universitaria pública, laica y profundamente emancipadora late en la memoria y los puños del movimiento estudiantil argentino (video). 

Corre el mes de Junio de 1918 entre los pasillos de la Universidad de Córdoba, y el paisaje que se contempla es de aulas vacías, cerradas o con pocos alumnos. Toda la expectativa se concentra en la Asamblea universitaria en donde se elige el nuevo rector. El espectáculo montado allí es repugnante: grupos de amorales deseosos de captarse la buena voluntad del futuro rector exploran los contornos en el primer escrutinio. ¿Su objetivo? Inclinarse luego al bando que parecía asegurar el triunfo, sin recordar la adhesión públicamente empeñada. Otros, en nombre del sentimiento religioso y bajo la advocación de la Compañía de Jesús, exhortaban a la traición y al pronunciamiento subalterno. La asamblea expresa la suma de represión, de la ignorancia y del vicio. 

 

Entonces, antes de que el acto de toma de posesión se haga efectivo, los estudiantes copan el Salón de Actos y exhortan a profesores y autoridades a irse a la vera del claustro. Sobre el mismo pupitre electoral donde minutos antes se iba a enquistar, una vez más, el dominio y la religión, mil estudiantes firman la declaración de la huelga indefinida y la Universidad de Córdoba queda sin rector. La juventud se levanta así ante un régimen administrativo, contra un método docente y contra un concepto de autoridad.

En el claustro cordobés las consignas de la juventud son claras: “¡Religión para vencidos o para esclavos!”, “A la burla respondimos con la revolución”, “Los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan”

Los estudiantes del 18 frente al dogmatismo católico, proponen la libertad de pensamiento; frente al arancelamiento, la educación gratuita; frente al autoritarismo la organización y participación; frente al claustro cerrado la extensión universitaria; frente a la elección arbitraria el concurso. La Reforma brota por toda América latina, se adelanta 50 años al mayo francés. Mas tarde, tendrá su correlato con la lucha por la educación laica en 1958, la noche de los batones largos en 1966 y la noche de los lápices en 1976.

La Reforma no fue una concesión graciosa de la burguesía, nace en el contexto de una argentina inmigrante, con un movimiento obrero que sale a la calle, se organiza, reclama y vota al socialista Alfredo Palacios. Es un territorio en proceso de urbanización, con la Ley 1420 ya sancionada y la ley Sáenz Peña en función desde 1912. Es una nación con Hipólito Irigoyen en el poder y sectores que miran con buenos ojos la Revolución Rusa. Es la unión entre el movimiento obrero y el movimiento universitario.

A 100 años de la gesta reformista, la lucha por una educación universitaria pública, laica y profundamente emancipadora late en la memoria y los puños del movimiento estudiantil argentino. 

LIC. SEBASTIAN PIUMETTI

Te puede interesar

Teclas de acceso