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Educación

Escuelas rurales en riesgo: “La matrícula escolar cae de manera sistemática y estrepitosa”

INFORME ESPECIAL. El avance de la soja, la falta de rentabilidad de los puesteros y las inundaciones provocan el cierre de tambos y la migración de las familias. Esta situación está afectando a las instituciones educativas que han perdido, en algunos casos, más del 60 por ciento de los alumnos. RAFAELA NOTICIAS dialogó con directores de escuelas rurales para conocer su mirada sobre el tema. LEÉ LO QUE DIJERON.
Agrandar imagen Estación Roca.
Estación Roca.

Por Julio Armando. Mucho se viene hablando de las consecuencias que está sufriendo el sector rural a partir del cierre de los tambos que se produce en la región casi sin pausa. Lo que genera un grave deterioro económico y pérdidas millonarias e irreparables. Pero dentro de este contexto quienes se vienen viendo afectadas también sin pausa, son las escuelas rurales, que año a año pierden alumnos debido al despoblamiento que se genera en el campo. RAFAELA NOTICIAS dialogó con tres directores de este tipo de instituciones de la región, para conocer su realidad y su visión de lo que está pasando. 

Alba Perino - Directora de la Escuela Nº 387 "General Gerónimo Espejo" (Estación Roca)

“Nosotros hicimos un censo en el 2011 en Estación Roca y había 41 personas estables. En este momento no llegamos a la mitad. Porque tampoco hay empleo para la gente. Antes estaban los tamberos medieros, que quiere decir que la mitad de lo que se ganaba era para el tambero y la otra mitad para el productor. Después empezaron a bajar cada vez más los porcentajes y ahora le estaban dando el 12 por ciento. No le dejan tener animales (chanchos, gallinas) o todo lo que implicaba un ahorro para la familia por el tema de bromatología, por cuestiones de limpieza y demás. Al no ser rentable la actividad y por tratarse de un trabajo esclavizante, no les conviene. Van a la ciudad, tratan de conseguirse dos empleos y ganan lo mismo con 8 horas de trabajo. Hay tamberos que entran a trabajar a la 1 de la tarde hasta al 1 de la mañana, porque es el tiempo que demora la vaca en producir la mayor cantidad de leche. Un tambero me decía: 'Yo si quiero salir a cenar no puedo porque a las 11 de la noche me tengo que volver', y entonces no tenés vida porque el trabajo es todos los días. Por eso ahora las grandes usinas lácteas unifican todos los tambos en uno grande y emplean muchachos o gente que no implique cargas salariales. Entonces toman un empleado común que va y viene a la ciudad o al pueblo y ya no se radican en el campo. Son empleados rurales y por lo general no tienen hijos porque no le conviene a los dueños de los tambos. Por otro lado el tema de la soja nos mató a todos. Acá hay cuatro casas, una atrás de la otra, donde en las cuatro había tambos y yo tenía alumnos. En este momento ninguno de los cuatro funciona. Algunos se cerraron por las inundaciones y otros porque pusieron soja. Y ahora me dijeron que hay cuatro tambos más en un radio de dos kilómetros que se cierran. La matrícula desciende de manera sistemática y estrepitosa. Además las escuelas rurales carecemos de las áreas especiales (música, plástica, educación física, entre otras); los medios de transporte de los pocos que hay en el campo son mejores (que tiempo atrás) por lo tanto no les influye prácticamente en nada a los alumnos trasladarse 3 ó 4 kilómetros más donde encuentran mejores posibilidades. Yo sentí un corte muy notable en el año 2007, ya que hasta ese año tenía 60 a 70 alumnos por el hecho de que teníamos el Tercer Ciclo (actualmente no llega a 10 alumnos la escuela). Cuando éste pasó al Núcleo Rural Secundario, los chicos más grandes arrastraron a los más pequeños que eran los hermanos o los que vivían cerca, y los llevaban todos junto al pueblo (Presidente Roca). Y obviamente al tener mejores expectativas, más maestros, las áreas especiales, la gente elegía irse”.

Cristian Tavari - Director de la Escuela Nº 638 José de San Martín (Colonia Castellanos)

“Para mí el despoblamiento de las zonas rurales es multicausal. Primero, la siembra de muchas hectáreas de soja en zonas bajas que antes eran destinadas a la crianza de animales. Segundo, que hay zonas de lluvia media anual de entre 800 y 900 milímetros, y se recibieron en poco tiempo 1800 milímetros; esto es un fenómeno meteorológico que en los últimos años se viene repitiendo sistemáticamente. Tercero, el agregado de muchas hectáreas que drenan en el canal Vila Cululú, sin acondicionarlo para recibir esa gran masa de agua, entonces al desbordar el canal y subir el agua de las napas dan como resultado la pérdida de pasturas, reservas, silos, rollos, cereales que eran utilizados para el invierno. Como consecuencias de la falta de estos recursos baja la producción de leche, se abandonan los tambos, se va la familia del tambero, no se consiguen empleados para que trabajen el tambo; he visto patrones ordeñar por no conseguir empleados. La gente se inunda, la gente queda aislada. Otra cosa que yo puedo leer es la falta de créditos blandos o con nulo interés que permitan subsistir al productor lácteo o agropecuario y así ellos puedan sostener a las familias empleadas. También la falta de obras en el Vila Cululú. Ensanchar el canal no es lo mismo que profundizar, porque el nivel de las napas sube y no permite que el desagüe sea correcto. Las escuelas reciben este impacto porque baja la matrícula ya que estas condiciones no son favorables para los habitantes de la zona rural y ni siquiera para los pueblos que últimamente se ven comprometidos. Hace 4 años que se siente una migración de familias del campo en forma alarmante, mermando la población escolar un 60 por ciento o más; puede ser por el cierre de los tambos o porque la población que va quedando es mayor a los 11 años de edad. Esta es la lectura que puedo hacer de la realidad. Pero aun así la provincia sostiene a la escuela rural para que siga cumpliendo con su rol de educar, su rol social a pesar de estas dificultades. Aquí es necesario un estudio responsable de esta cuenca y buscar la solución al tema. Hay que ordenar las aguas sin dilación, y sin perjudicar a nadie. Esta es una obra conjunta que debe hacerse desde el río Salado hasta el límite con Córdoba, como se dice, desde aguas abajo y no al revés. Pero para dar respuestas definitivas se debe interceder ante la Nación para que envíe los recursos necesarios y ayudar a esta zona de gran producción económica. He visto cerrar escuelas como la de Campo Audero (Egusquiza), y al tiempo llegaron familias con chicos y les fue un trastorno enviarlos a la escuela. Pero también duraron poco en el lugar esas familias. La falta de una escuela cerca es un trastorno para el empleado rural porque debe invertir dinero en un vehículo y tiempo en trasladar a los chicos, descuidando su trabajo. Terminan dejando el trabajo y se van a la ciudad renegando menos”.

María Alejandra Navarro – Directora de la Escuela Nº 6021 General José de San Martín (Pueblo Marini)

“El campo está despoblado no sólo de seres humanos, sino de valores, de solidaridad, de justicia, de dignidad. Es indignante ver la explotación que realizan algunos productores agropecuarios sobre sus empleados; estos últimos son las familias que componen mi matrícula. Los traen de cualquier lado, pretenden que por un sueldo miserable trabajen como esclavos las 24 horas, algunos en negro, otros por contratos de corto plazo y los que están fijos perciben $7000 por sus trabajos de tractorista o puestero. A los tamberos, hace tiempo les daban el 18% o 16% de la ganancia, luego bajaron al 10% u 8%. Todos los días, incluso los de lluvia, son visitados por sus patrones quienes llegan hasta de a pie para ‘vigilarlos’; no tienen vida, no tienen privacidad, todo lo saben, todo molesta. En estas inundaciones fueron totalmente abandonados por sus patrones, para quienes la prioridad era salvar las vacas y el resto de los animales, a nadie le importa la familia que estaba a la deriva en su campo. La escuela, el presidente comunal, vecinos, salieron a su auxilio. Los 'gringos' desesperados, montados en sus camionetas lujosas lloran porque no les va a entrar el dinero que los tenía acostumbrado por sus cosechas, pero no lloran por la familia que tienen y dejan desprotegida. A muy pocos les importa la escuelita de campo que tienen cerca o a la que fueron, ya que ellos (los productores) edificaron sus casas en pueblos prósperos como Ramona y mandan a sus hijos allí. La mayoría de mis alumnos son golondrinas, todos los días percibo en sus miradas la angustia de lo que describo, la escuela les ofrece ese espacio para olvidarse por un rato de todo lo que pasa en casa y la oportunidad de soñar con una realidad distinta y formarse para ello. Lejos están de la igualdad de oportunidades con respecto a otros territorios cercanos, como Ramona o Vila. Los nuestros tienen hambre y en otras localidades le dan de comer hasta al más pudiente. No estoy en contra de la jornada ampliada, pero sí que le den almuerzo a niños que tienen un hogar solvente. Siento que soy su voz, su esperanza, es por ello que cada oportunidad que tengo expreso la necesidad de salvar la escuela rural. A la hora de sacar cargos, es a la primera que miran. Todas las categorías no tienen en nuestra zona la cantidad de niños que corresponde, pero algunas escuelas no se tocan. Hay muchas injusticias y muchos privilegios. Hace tiempo que estoy luchando sola con todo esto, les molesta (a las autoridades) la verdad, pero gracias a la palabra en el momento oportuno, hoy en medio de tanta adversidad, me 'miraron' y me están ayudando desde el Ministerio de Educación a levantar una vez más mi amada escuela rural. Pero no quiere decir que por cumplir, por única vez, con su obligación, uno no va a seguir luchando por los derechos, por el futuro de la escuela y los niños rurales”.

Carta a la Ministra de Educación Provincial

María Alejandra Navarro envió una nota a la ministra de Educación, Claudia Balagué, a la que RAFAELA NOTICIAS tuvo acceso. En primer lugar le agradece “su presencia entre nosotros en este momento tan especial, ya que es la primera vez, que en medio de la adversidad, me sentí acompañada”. Y agrega: “Las escuelas rurales están en peligro de extinción, me duele el alma el despoblamiento del campo, la migración hacia las zonas urbanas. Pero a pesar de todo tenemos alumnos que merecen las mismas oportunidades que los niños de las grandes ciudades o los pueblos”. La Directora le solicita a la ministra Balagué en la nota que “ante el proyecto de la Nueva Ley Provincial” tenga en cuenta las reformas que son necesarias en la enseñanza rural. “No se puede preparar a un niño para que se desenvuelva en la sociedad de hoy con tres horas y cuarto por turno. En esas horas además debemos darle recreo, el servicio de copa de leche y queda poco tiempo para el espacio del conocimiento. Nuestros niños carecen de horas especiales; humildemente se las doy porque están en los contenidos seleccionados pero no es lo mismo que las brinde un profesional. Deseo que todos los alumnos gocen de ellas, que se vea la posibilidad de contar con profesores itinerantes. Por otro lado, así como pagan movilidad en el secundario, sería bueno que se implemente también en el primario. Considerables distancias hacen que la asistencia de los niños a la escuela no sea regular, y los padres argumentan falta de recursos para solventar los gastos de combustible. También pido que no se cierre ninguna escuela, así tenga uno o dos niños, porque ellos tienen derecho a educarse en su territorio”, solicita la docente. Y finaliza la nota: “Desde mi rol me comprometo a seguir trabajando en el marco de los ejes de la política educativa y defender la escuela rural, levantar su bandera, para que siga por generaciones flameando en el aire puro del campo, símbolo que ‘donde hay una Bandera hay una escuela con alumnos y docentes que aprenden, colectivamente, en su territorio, a pensar juntos para convivir en armonía en un mundo mejor’”.

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